SOLA SCRIPTURA Y LA IGLESIA DE HOY

Por Orlando García

Reforma Siglo XXI, Vol. 18, No. 1

Sola Scriptura, este lema que tuvo su origen en la Reforma Protestante del siglo xvI, establece que solo las Sagradas Escrituras, contenidas en el Antiguo y Nuevo Testamento, son la única autoridad y norma de fe para la Iglesia de Jesucristo.

Al establecer este principio, los reformadores rechazaron la autoridad del Papa, las tradiciones y el magisterio de la Iglesia como norma de Fe para la misma. El propósito al establecer este principio era rescatar a la Iglesia del estado de corrupción doctrinal y moral en que estaba sumido el cristianismo de esa época, y recuperar para la iglesia la pureza doctrinal que emana de la Santa Palabra de Dios.

Sola Scriptura, al igual que los otros lemas: Sola Fide, Sola Gratia, Solus Christus y Soli Deo Gloria, conocidos en conjunto como las Cinco Solas de la Reforma Protestante del siglo xvI, fueron fundamentales para marcar el rumbo que debía seguir la Iglesia del Señor y para mantener su identidad como la Iglesia de Señor Jesucristo, la cual Él limpió con su sangre preciosa derramada en la Cruz del Calvario

Es de sobra conocido que no en todo el cristianismo se siguieron los postulados de la Reforma Protestante; y peor aún, hoy en día es algo que la mayoría del pueblo cristiano ignora y otros desechan como algo que fue bueno para esa época, pero que ahora ha perdido urgencia.

Hoy en día, son muchos los que hablan de “un nuevo mover del Espíritu Santo”, y nuevos “ungidos” se han levantado como salvadores del pueblo de Dios. Estos nuevos líderes reclaman ser portadores de nuevas revelaciones y dicen tener una autoridad casi igual que los verdaderos Apóstoles nombrados por el Señor Jesús.

Lo más grave de todo esto es que al parecer la Iglesia se siente cómoda con este tipo de liderazgo; algunos hasta presumen de tener la “cobertura espiritual” de determinado apóstol, lo cual les da un cierto sentido de seguridad. Esta situación es tan incomprensible que algunos llegan a obtener esos ostentosos cargos luego de pagar altas sumas de dinero.

Al mencionar todas estas cosas, lo hago con mucho dolor en el corazón y con la esperanza de que sirva para reflexión con respecto al momento que estamos viviendo como pueblo de Dios.

  1. SOLA ESCRITURA: SU IMPORTANCIA PARA LA IGLESIA DE HOY.

La importancia del concepto de Sola Escritura sigue siendo tan fundamental como lo fue en aquella época, para que la Iglesia se mantenga caminando en la verdad;   y no solo eso, sino que la vida y el andar de los creyentes correspondan con el llamamiento que nos ha hecho el Señor.

“Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en  un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio” (Filipenses 1:27).

Cuando vemos la condición en que se encuentra gran parte del cristianismo actual, nos damos cuenta que el problema es más grande de lo que muchos creen. Solo basta con oír y mirar lo que se ofrece en los programas  de emisoras de radio y televisoras “cristianas” para darnos cuenta de que lo que se ve y oye a través de esos medios refleja, en gran medida, la condición de una gran parte del cristianismo de hoy: hermanos “pactando con Dios”, decretando, sembrando semillas de fe (entiéndase dinero), reclamando, arrebatando bendiciones, y más.

Todo esto alejado de lo que es y debe ser el testimonio y vida de la Iglesia, la cual, como dicen las Sagradas Escrituras, es “Columna y baluarte de la verdad” (1 Timoteo 3:15b). Al desechar la Sola Escritura como única norma de fe y conducta para la Iglesia, esta queda expuesta a casi cualquier ocurrencia de cualquier pastor o líder, o peor aún, de los falsos apóstoles, profetas o predicadores. Para ellos, esta situación representa una oportunidad de enriquecerse manipulando a las personas, valiéndose de la misma Biblia, la cual malinterpretan a su antojo.

  • SOLA ESCRITURA Y LOS PASTORES

Los pastores somos llamados a defender el rebaño, la iglesia del Señor:

“Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño” (Hechos 20:28, 29).

En el texto anterior,  el Apóstol Pablo responsabiliza   a los pastores y ancianos de la Iglesia en Éfeso para que salgan en defensa de la Iglesia del Señor.

La Sola Escritura, la Palabra de Dios, es el arma más poderosa que Dios ha dado a los pastores para defender a la Iglesia. El problema es que muchos pastores ni siquiera saben lo que significa el hecho de que solo la Escritura sea la norma de fe y autoridad para la vida de la Iglesia. Otros lo rechazan deliberadamente, viéndolo como una amenaza que echaría por tierra muchas de las prácticas de sus iglesias; prácticas a las cuales no están dispuestos a renunciar, ya sea por temor o porque se sienten muy cómodos con lo que tienen.

Al aferrarnos a la Sola Escritura, tenemos que saber que eso es como ir contra la corriente del momento, especialmente en esta época donde la psicología humanista y el relativismo se han entronizado en los púlpitos de las Iglesias, y donde además muchos ponen en tela de duda la inspiración divina, la inerrancia y la suficiencia de las Escrituras. Todo esto es producto del liberalismo que ha invadido a las iglesias.

Debemos ser valientes al defender a la Iglesia del Señor; no se trata solo de las congregaciones en las que por la gracia del Señor hemos sido colocados como sus siervos, sino que nos debe preocupar la totalidad de la Iglesia. El único Dueño de las ovejas es el Señor, Él es el gran Pastor de las ovejas. Él nos va a pedir cuentas en aquel día cuando Él vuelva por sus Pueblo. Los falsos profetas tienen que ser desenmascarados.

La Sola Escritura es  fundamental  para  que  la  Iglesia recupere su identidad. La sana enseñanza trae discernimiento a la Iglesia y la capacita para servir al Señor.

¡Que el Señor bendiga a su Iglesia!

Orlando García es pastor de la Iglesia Fraternidad Cristiana en Villa Bonita de Alajuela, Costa Rica, desde 1992. Él y su esposa Odilie Villalobos tienen 3 hijos.

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