P: PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS (O LA SEGURIDAD DE LOS CREYENTES)

Reforma Siglo XXI, Vol. 19, No. 2

Los elegidos no solo son redimidos por Cristo y renovados por el Espíritu, sino también guardados en la fe por el poder absoluto de Dios. Todos aquellos que espiritualmente están unidos a Cristo por medio de la regeneración están eterna- mente seguros en él. Nada puede separarlos del amor eterno e inmutable de Dios. Ellos han sido predestinados para gloria eterna y, por lo tanto, están seguros de que irán al cielo.

Isaías 43:1-3; Isaías 54:10; Jeremías 32:40; Mateo 18:12-14;

Juan 3:16; Juan 3:36; Juan 5:24; Juan 6:35-40; Juan 6:47; Juan 10:27-30;

Juan 17:11-12; Juan 17:15; Romanos 5:8-10; Romanos 8:1; Romanos 8:35-39;

1 Corintios 1:7-9; 1 Corintios 10:13; 2 Corintios 4:14; 2 Corintios 4:17; Efesios 1:5;

Efesios 1:13-14; Efesios 4:30; Colosenses 3: 3-4; 1 Tesalonicenses 5;

2 Timoteo 4:18; Hebreos 9:12; Hebreos 9:15; Hebreos 10:14; Hebreos 12:28;

1 Pedro 1: 3-5; 1 Juan 2:19; 1 Juan 2:25; 1 Juan 5: 4; 1 Juan 5: 11-13; 1 Juan 5:20;

Judas 1: 1; Judas 1: 24-25.

Los “tres grandes” arminianos refutados

Un conjunto de tres versos se usa a menudo como evidencia de que Dios quiere salvar a todos los hombres sin excepción, pero es incapaz de hacerlo sin que ellos lo quieran libremente. Los tres versículos —los “tres grandes” arminianos— son Mateo 23:37; 1 Timoteo 2:4; 2 Pedro 3:9.

Mateo 23:37

Este pasaje aparece en medio de la proclamación del juicio sobre los líderes de los judíos. Mateo 23 contiene las más fuertes denuncias de los escribas y fariseos en todos los evangelios.

Entonces, ¿quién es “Jerusalén”? Los escritores arminianos asumen que “Jerusalén” representa a los judíos individuales que son, por lo tanto, capaces de resistir la obra y la voluntad de Cristo. Pero ¿con qué justificación saltamos de “Jerusalén” a “judíos individuales”? El contexto no nos llevaría a concluir que esto deba tomarse en un sentido universal. Jesús conde- na a los líderes judíos, y es a ellos a los que se refiere aquí. Esto se ve claramente en que:

  • Es a los líderes que Dios envió profetas.
  • Fueron los líderes judíos los que mataron a los profetas y a los enviados a ellos.
  • Jesús habla de “sus hijos”, diferenciando a aquellos a quienes está hablando de los que el Señor deseaba reunir.

Un punto de vital importancia aquí es que los que el Señor deseaba reunir ¡no son los que no estaban dispuestos! Jesús habla a los líderes acerca de sus hijos que ellos, los líderes, no le permitían reunir. Jesús no estaba buscando reunir a los líderes, sino a sus hijos. Esta sola consideración hace que el pasaje sea inútil para el arminiano que busca establecer el libre albedrío. Los hijos de los líderes serían judíos que eran impedidos por los líderes judíos de oír a Cristo. El “no” se refiere a los mismos hombres indicados por el contexto: Los líderes judíos que no estaban dispuestos a permitir que aquellos bajo su autoridad escuchasen la proclamación de Cristo.

Este versículo, entonces, está hablando de los mismos asuntos planteados anteriormente en Mateo 23:13.

1 Timoteo 2:4

La clave de este pasaje, de nuevo, es el contexto: 1 Timoteo 2:1-6.

La primera aparición de la frase “todos los hombres” viene al final de 1 Timoteo 2:1, y su significado es inequívoco. Pablo no está instruyendo a Timoteo para que inicie reuniones de oración interminables donde la guía telefónica de Éfeso se abriría y cada persona en la lista se convertiría en objeto de la oración. La siguiente frase de la oración explica lo que Pablo quiere decir: “…por los reyes y todos los que están en autoridad”. ¿Por qué Pablo tendría que dar tales instrucciones?

Debemos recordar que los primeros cristianos eran un pueblo perseguido, y normalmente la persecución provenía de aquellos en posiciones de poder y autoridad. Es fácil en- tender por qué tendrían que darse mandamientos apostólicos para orar por los mismos que estaban usando su poder y autoridad para perseguir a estos cristianos.

¿Quiénes son los reyes y todos los que están en autoridad? Son tipos de hombres, clases de hombres. Pablo a menudo hablaba de “todos los hombres” de esta manera. Por ejemplo, en Tito 2:11, cuando Pablo habla de la gracia de Dios que hace aparecer la salvación a “todos los hombres”, claramente significa toda clase de hombres, porque el contexto, tanto antes como después, habla de clases de hombres. En los versículos anteriores, Pablo se dirige a diferentes grupos como ancianos (Tito 2:2), ancianas (Tito 2:3), mujeres jóvenes (Tito 2:4), hombres jóvenes (Tito 2:6), esclavos (Tito 2:9-10), y los gobernantes y autoridades (Tito 3:1). Nadie sugiere que, de hecho, Pablo está hablando de cada anciano, anciana, etc.; Él habla de clases de personas dentro de un grupo particular, a saber: la comunión de la Iglesia. Del mismo modo, “gobernantes” y “autoridades” son obviamente clasificaciones genéricas que todo el mundo entiende que necesitan ser aplicadas a lugares específicos en momentos específicos.

El mismo tipo de uso (todas las clases de hombres que están a la vista) se encuentra en otras partes de Pablo, como Tito 3:2. Esto debe relacionarse con el hecho de que en la comisión de Pablo, esta frase se usa de una manera que no puede ser universal en su alcance (Hechos 22:15). Por su- puesto, Pablo no pensaría que estas palabras significaban que él sería testigo de Cristo a cada ser humano individual en   el planeta. En lugar de eso, seguramente habría entendido que esto significaba todas las clases y razas de hombres. Del mismo modo, la acusación contra Pablo fue que predicó a todos los hombres en todas partes en oposición a los judíos y la Ley y el Templo (Hechos 21:28). Pablo habla de clases de personas en otros lugares también (Gálatas 3:28, Colosenses 3:11). Por lo tanto, es perfectamente coherente con el contexto inmediato y más amplio de los escritos de Pablo reconocer este uso de “todos los hombres” de una manera genérica.

Volviendo a 1 Timoteo 2, Pablo entonces declara que tales oraciones para todo tipo de hombres son buenas y aceptables “a los ojos de Dios nuestro Salvador, que desea que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad”. Si somos consistentes con el contexto anterior, veremos a “todos los hombres” aquí de la misma manera que “todos los hombres” de los versículos anteriores: Todo tipo de hombres, ya sean gobernantes o reyes (sí, Dios salva incluso a las personas que solían perseguir cristianos, un hecho que Pablo conocía muy bien). Sin embargo, hay mucha más razón para entender la declaración de Pablo de esta manera.

Casi invariablemente, los partidarios del arminianismo aíslan este pasaje de los dos versículos que siguen. Esto debe suceder por necesidad pues las preguntas que se puedan hacer de la posición no reformada basadas en 1 Timoteo 2:5-6 son realmente pesadas. 1 Timoteo 2:5 comienza con  la palabra “porque”, indicando la conexión entre la declaración hecha en 1 Timoteo 2:3-4 y la explicación en 1 Timoteo 2:5-6. ¿Por qué deben los cristianos orar para que todos los hombres, incluyendo los reyes y gobernantes, sean salvos y conozcan la verdad? Porque solo hay un camino de salvación, y sin el conocimiento de esa verdad, ningún hombre puede ser salvo. Pablo dice: “…Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos”. Esto inmediatamente nos lleva a la carne de la discusión de la expiación, pero por ahora solo algunos puntos deben señalarse.

Primero, si uno toma a “todos los hombres” en 1 Timoteo 2:4 como “todos los hombres individualmente”, ¿no se sigue que Cristo necesariamente debe ser mediador para todos los hombres también? Si uno dice: “Sí, Cristo media por cada ser humano”, ¿no sigue que Cristo falla como mediador cada vez que una persona niega su obra mediante su poderoso acto de libre albedrío? Se podría esperar que ningún erudito bíblico promovería tal idea, ya que cualquiera que esté familiarizado con la relación entre expiación, mediación e intercesión en el libro de Hebreos sabe bien que al hacer tal afirmación se pone de cabeza todo el argumento de Hebreos 7–10. Por el momento, simplemente señalamos que es mucho más consistente con la teología bíblica reconocer que Cristo media en favor de los elegidos y los salva perfectamente que afirmar que Cristo media en favor de todos (pero falla en salvarlos a todos).

El segundo punto está estrechamente relacionado con el primero: El rescate que Cristo da en su autosacrificio es o un rescate salvador o un rescate no salvador. Si es efectiva y realmente hecho en nombre de todos los hombres, inevitablemente todos los hombres serían salvos. Sin embargo, vemos de nuevo que es mucho más consistente reconocer que el mismo significado para “todos los hombres” y “todos” fluye a través de todo el pasaje, y cuando miramos las declaraciones indiscutiblemente claras de la Escritura con respecto a la intención real y el resultado de la obra de Cristo en la cruz, veremos que no hay otro medio consistente para interpretar estas palabras en 1 Timoteo.

2 Pedro 3:9

Este es seguramente el pasaje más popular citado (casi nunca con ninguna referencia al contexto) para “probar” que Dios no podría desear salvar a un pueblo específico, sino que desea salvar a cada persona individual, negando así la elección y la predestinación. El texto parece indiscutiblemente claro, pero siempre es bueno ver un texto en su propio con- texto: 2 Pedro 3:3-13.

Inmediatamente uno ve que a diferencia de pasajes como Efesios 1, Romanos 8–9 o Juan 6, este pasaje no habla de la salvación como tema. La referencia a “llegar al arrepentimiento” en 2 Pedro 3:9 se hace de pasada. El tema es la venida de Cristo. En los últimos días, los escarnecedores cuestionarán la validez de su promesa. Pedro está explicando la razón por la cual la venida de Cristo se ha retrasado tanto tiempo como lo ha hecho. El día del Señor, dice, vendrá como un ladrón y vendrá en el tiempo de Dios.

Pero lo siguiente que se destaca en la lectura del pasaje es la clara identificación de la audiencia a la que Pedro está ha- blando. Al hablar de los burladores se refiere a ellos en la tercera persona. Pero en todas partes habla directamente a su audiencia como los “amados” y “vosotros”. Él habla de cómo su audiencia debe comportarse “en santa conducta y piedad”, y dice que esperan el día del Señor. Él se incluye en este grupo en 2 Pedro 3:13, donde “esperamos cielos nuevos y tierra nueva”. Esto es de vital importancia, porque la suposición hecha por los arminianos es que cuando 2 Pedro 3:9 dice que el Señor es “paciente para con vosotros” (LBLA) o “nosotros” (RV60), que este “vosotros” se refiere a todo el mundo. De la misma manera, cuando se dice “no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento”, suponen que el “nadie” y “todos” se refiere a cualquier persona de toda la raza humana. Sin embargo, el contexto indica que la audiencia es bastante específica. En cualquier otro pasaje de la Escritura, el intérprete se daría cuenta de que debemos decidir a quién se reviere el “vosotros” y usarlo para limitar el “nadie” y “todos” de 2 Pedro 3:9. Por alguna razón, esa simple y fundamental necesidad se pasa por alto cuando se cita este pasaje.

2 Pedro 1:1-3 nos dice la identidad específica de la audiencia a la que Pedro está escribiendo. Pedro escribe a un grupo específico, no a toda la humanidad. “A los que han recibido una fe del mismo tipo que la nuestra”. Esto ciertamente limita el contexto a los salvos, pues han recibido esta fe “median- te la justicia de nuestro Dios y Salvador, Jesucristo”. No hay nada en 2 Pedro 3 que indique un cambio en la audiencia, y hay mucho para decirnos que la audiencia permanece exactamente igual.

Dado que esto es así, queda claro que los arminianos abusan de este pasaje, ignorando lo que Pedro está diciendo real- mente. La paciencia del Señor se manifiesta hacia su pueblo elegido (el “vosotros” de 2 Pedro 3:9). Por lo tanto, el “no querer que ninguno perezca” debe limitarse al mismo grupo ya en vista: Los elegidos. De la misma manera, el “que todos vengan al arrepentimiento” debe referirse al mismo grupo. En esencia, Pedro está diciendo que la venida del Señor ha sido demorada para que todos los elegidos de Dios puedan ser reunidos. Todo cristiano moderno vive y conoce a Cristo únicamente porque el propósito de Dios ha sido reunir a sus elegidos a través de los siglos hasta el presente. No hay razón para ampliar el contexto del pasaje a una proclamación universal de un deseo de parte de Dios de que cada persona llegue al arrepentimiento. En cambio, es claramente su plan y su voluntad que todos los elegidos lleguen al arrepentimiento, y lo harán con toda seguridad.

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