¡OBTENIENDO LA PROSPERIDAD! SERMÓN PREDICADO CON MUCHA UNCIÓN

Por  El Apóstol Ben D. Zion

Reforma Siglo XXI, Vol. 9, No. 1

¡Este año será un año en que la unción del Espíritu Santo fluye como nunca antes, para los que la puedan recibir! Hay muchos de nuestros profetas y apóstoles que ya han recibido esta revelación. El pueblo de Dios está recibiendo una promesa de Dios de recibir en este año una medida de prosperidad como nunca antes. Y debemos recibir esta palabra por fe, confesar nuestra prosperidad de antemano, y sembrar la semilla para que la bendición de Dios se desate.

Hoy vamos a leer en el libro de Levítico, capítulo 20, versículo 24 que dice así: «Pero a vosotros os he dicho: Vosotros poseeréis la tierra de ellos, y yo os la daré para que la poseáis por heredad, tierra que fluye leche y miel. Yo Jehová vuestro Dios, que os he apartado de los pueblos».

En primer lugar, fíjate querido hermano, que tú tienes una palabra directa de Dios. Dice este versículo: «Pero a vosotros os he dicho». Dios a ti te ha dicho. Dios a mi me ha dicho. Dios a todos nosotros aquí nos ha dicho algo – y ¡ese algo es que poseeremos la tierra, tendremos heredad, tierra que fluye leche y miel! ¿Cuántos lo reciben? ¡Aleluya!

Mira hermano. Hay una visión hoy de prosperidad. Hay una palabra hoy de prosperidad. Algunos no lo creen. Algunos no lo reciben. Ahí andan algunos hablando de ser peregrinos, de cargar su cruz. Ahí andan algunos rechazando nuestro mensaje. Pero la Biblia dice que vamos a tener heredad. Vamos a poseer una tierra en que fluye la leche y la miel. Y hoy estoy aquí para decirte – en tu tierra fluirá leche si tú confiesas esta promesa con fe. En tu país fluirá miel si tú confiesas esta promesa con fe. ¡Díganlo todos! «¡Tendré una heredad!» «¡Fluirá leche y miel!»

En segundo lugar, Dios dice «Vosotros poseeréis la tierra de ellos». Esto es algo que venimos diciendo hace algún tiempo, y Dios me ha revelado que en este año se va a cumplir la profecía. El pueblo de Dios ha esperado mucho tiempo ya, ha tenido mucha paciencia, y Dios va a recompensar su fe con darnos la tierra. 

Piensa en los lugares hermosos de tu país. ¿A cuáles lugares te gusta viajar? ¿Dónde más te gusta pasear? Nosotros paseamos y viajamos a lugares hermosos precisamente porque no nos pertenecen. Hay que ir a ellos. Pero la profecía ya se va a cumplir – Dios está diciendo que su pueblo poseerá la tierra de ellos. 

Yo quiero que todos cierren sus ojos, y visualicen el lugar que más te gusta. Cierra tus ojos y recuerda la última vez que paseaste ahí. Tal vez fue una bella playa, con palmeras, la arena limpia, el mar y la brisa. Tal vez una montaña y un lago, todo pastoril y quieto. Visualiza ese lugar, y ahora reclámalo desde ya. Dice Dios – y Dios no miente – que te va a dar la tierra de ellos. Y los primeros en reclamar cada lugar serán los primeros para recibirlo. Ojos cerrados – ¡reclámalo! Dí con fe «¡es mío!» ¡Dílo más duro! «¡Es mío, es mío, es mío!» (Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya, aleluya….)

En nuestro pasaje Dios promete también que nos dará ‘una heredad’. Este concepto de heredad es muy importante. Muchos de nosotros nunca tuvimos una herencia. O si la tuvimos, tuvimos que compartir con todos nuestros hermanos, y casi no nos quedó nada. La Biblia dice que tendremos una buena herencia sólo para nosotros, una tierra por posesión propia, que fluye leche y miel. Cuando Dios pactó con Abraham, le prometió una herencia para sus hijos. Por la fe, nosotros somos hijos de esa promesa, y nos es prometida una herencia, una heredad. Y la promesa de Dios no es cualquier tierra, sino una tierra que ‘fluye leche y miel’. Esto es una figura por dinero, hermanos. Una tierra que fluye leche y miel en la Biblia significaba una tierra de prosperidad. Hoy ya no utilizamos el método de trueque, como antes, cuando cambiaban leche y miel por otros bienes. Si nuestro versículo si hubiera escrito hoy, diría: «Te daré una tierra en que brotan los billetes». ¿Qué le parece? ¡Esto es exactamente lo que Dios estaba prometiendo! Una tierra especial. Una tierra bendecida, que producía dinero para los suyos.

Tal vez tú dices: «Pero no tengo ni mi propia casa. ¿Cómo voy a tener una tierra que produce dinero?» Es ahí que se necesita la fe y la acción. Como Dios pactó con Abraham, nosotros debemos pactar con Dios. Recordemos que Abraham le pagó a Dios los diezmos para poder recibir la bendición. Lo puedes leer en Génesis 14:20, cuando Abraham le dio a Dios por medio de Melquisedec el diezmo de todo lo que traía. Es así que actúa la fe. Abraham le creyó a Dios, que sus hijos tendrían una herencia. Ahora Abraham siembra en fe su diezmo, ahora Abraham pacta con Dios, y su fe junto con la acción abre las puertas del cielo. Y sabemos que Abraham fue bendecido grandemente, y sus hijos también.

Así que hermanos, si no vemos en este momento el fruto de la promesa de Dios, no perdamos la esperanza. Dios a mi me ha dicho que este año será un año de grande prosperidad para su pueblo. Será un año de gran bendición. Dios en este momento ha preparado tierras, herencias ricas, y está por desatar esas promesas y derramarlas sobre nosotros. Los que no lo creen, tampoco lo recibirán. Pero al que cree, ¡todo le es posible! 

Mientras el grupo ‘Promesa’ canta la canción ‘Todo te prometo, todo me lo das’, vamos a prepara el altar para que traigan sus ofrendas al Señor. Este es el momento de pactar con Dios para recibir tu tierra que fluye leche y miel. Este va a ser el momento de recibir por fe esa promesa. Recuerda – es la fe con la acción que abre la promesa. La fe siempre actúa, y estamos proveyendo aquí la oportunidad para que tú muestres tu fe, siembres una semilla de fe, y puedas recibir en este año el cumplimiento de la promesa de Dios. 

Recuerda que el cumplimiento de las promesas de Dios siempre va mucho más allá de lo que nos imaginamos. Si tú te has imaginado una parcelita bonita, la respuesta de Dios sin duda será cien veces más. Así que, ¡no dudes! Acércate con fe al altar, deposita tu diezmo, tu promesa, tu semilla de fe, y ¡mira lo que hará el Señor! Ya va a comenzar a cantar el grupo ‘Promesa’ No esperes. Amén. El pueblo del Señor tiene deseos de recibir sus promesas – ¡Amén! Que hermoso es ver al pueblo de Dios ejercer su fe trayendo su semilla de fe. ¡Amén! Aleluya. Aleluya. Recibo la bendición… Recibo la bendición… Recibo la bendición….Ellos dan y yo recibo, ¡aleluya!

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