MARTÍN LUTERO: LA CHISPA QUE ENCENDIÓ EL FUEGO DE LA REFORMA PROTESTANTE

Por José Ramírez

Reforma Siglo XXI, Vol. 19, No. 1

Martín Lutero fue un hombre común y corriente. Lo que hizo la diferencia en su vida y obra fue que el tiempo de Dios había llegado para que el movimiento de reforma en Europa hiciese su aparición. Otros teólogos, pastores y pensadores ya habían querido re- formar la iglesia y liberar a los fieles de la tiranía de la iglesia tradicional y regresar a los fieles a las Sagradas Escrituras, que, en fin, es la revelación especial de Dios para el hombre pecador. Sin embargo, este esfuerzo no había tenido fruto, ya que todo obra en el perfecto tiempo que Dios tiene para que cada cosa suceda en la historia del hombre. Dios no solamente es el arquitecto del plan, “El Plan de Redención”; Dios también es el ejecutor de ese plan y consumador de todo lo que sucede en este mundo. Todo es parte de un plan que lo que busca es la gloria de Dios. Fue Dios el que impulsó la obra de forma de la iglesia del siglo xvi, Lutero solo fue el agente que Dios usó para encender la chispa del tremendo incendio reformador que explotó en la Europa de Lutero y los reformadores. Cada reformador quizá ni supo con exactitud lo grande de la obra que Dios les había encomendado dirigir, pero esta obra ha influenciado a los creyentes hasta el momento en que se están escribiendo estas líneas y sin duda alguna que seguirá hasta que Cristo regrese por su iglesia.

En este pequeño estudio estaremos mirando la vida y obra de Martín Lutero, grosso modo, por supuesto, ya que es tanto lo que se puede decir de este gran líder. Comenzando con su vida familiar, su vida religiosa y su proyecto para la posteridad. En este primer artículo de la vida de Lutero, todo esto lo veremos a la luz de la historia, y buscando hacer honor a la memoria de un gran líder e impulsor del movimiento reformador en Europa. Martín Lutero inspiró a muchas personas a lo largo de su carrera ministerial; sin embargo, enojó a otro gran número de personas que veían en él al hombre que dividiría la “grey del Señor”. Claro, eso depende desde la óptica que se ve la obra del reformador alemán.

Infancia de Lutero

Martín Luder o Luther, como se autonombraría después, nació el 10 de noviembre de 1483 de una familia muy humilde. Los padres de Lutero eran campesinos. Sin embargo, su padre Hans Luder consiguió trabajo en las minas de cobre de Mansfield, gracias al nuevo trabajo, el padre de Lutero fue prosperando hasta que pudo tener su propio negocio el que le permitió salir de la vida precaria en la que había vivido con su familia. Lutero nació en Eisleben un pueblo pequeño de la época donde también falleció a los 62 años de edad el 18 de febrero de 1546. Lutero escribió una carta poco antes de su muerte donde confesó que se sentía viejo, cansado, y con problemas de visión. En la actualidad, Eisleben cuenta con una población de más de 25,000 habitantes. Los padres de Lutero iban de paso buscando un mejor futuro para la familia, fue así como llegaron a la ciudad minera ya mencionada más arriba y dónde prosperaron económicamente. El traba- jo de minero le dio al señor Hans Luder una mejor solvencia económica y así pagar la educación de su hijo, quien en un impulso de rebeldía prefirió estudiar filosofía y no leyes como pretendía su padre.

La vida de Lutero estuvo cargada de gran dureza, cualquiera podría ver en eso la maldad de un hombre rudo y difícil como su padre; sin embargo, es bueno notar que aun en las cosas más difíciles Dios está obrando. Lutero fue puesto a duras pruebas físicas y psicológicas por su padre quien era rudo y fuerte de carácter. Sin misericordia castigaba a Lutero creando en su carácter algún grado de resentimiento y frustración, pero en esto se puede ver la providencia de Dios quien estaba preparando a un hombre de carácter fuerte, quien estaba dispuesto a morir si era necesario por lo que creía era lo correcto. Un hombre débil e inseguro jamás hubiese podido hacer todo lo que Lutero hizo al revelarse contra el imperio religioso más poderoso del mundo del momento. Por favor, no me mal interpreten. De ninguna manera estoy promoviendo el maltrato infantil, solo digo que a veces Dios para cumplir su propósito en nosotros y la humanidad permite que sus hijos pasen por situaciones difíciles para que cuando el momento llegue nada los detenga. Esto fue lo que paso con Lutero. Dirigir un movimiento tan grande y con tantos riesgos, no era fácil, una persona de carácter débil hubiese abandonado la empresa rápido. Sin embargo, Lutero siguió hasta el final, aunque esto le costase su propia vida.

¡Dios permita que en estos tiempos de tanta incertidumbre espiritual y teológica haya más Luteros!

Ya en Mansfield los padres de Lutero lo castigaron fuerte- mente, pero es curioso que el mismo Lutero ve en el castigo de sus padres una etapa de preparación. Como dice: “siempre quisieron mi bien; sus intenciones para conmigo siempre fueron buenas, procedían del fondo de su corazón”. Por sus escritos podemos ver que los castigos eran constantes y venían de ambos padres. En cierta ocasión el señor Luder castigó tan fuerte a Lutero que este huyó de casa y estuvo con gran enojo contra su padre por muchos días. La madre de Lutero en una ocasión le golpeó hasta sangrar solo porque Lutero se comió una nuez sin pedir permiso. Así de exagerados y violentos eran los maltratos a los que el niño y joven Martín fue expuesto por sus padres. Ya joven adulto y fuera de casa, Martín Lutero veía en ese Dios la figura de su padre, duro y cruel con él. Hay que entender que cuando Lutero hizo el descubrimiento en Romanos 1:17 su corazón se liberó al ver que el evangelio no es por obras de la carne, sino por obra de Dios en el corazón del hombre. Lutero fue liberado ese día de la psicosis que traía de casa, donde le enseñaron a ver a Dios de una manera cruel y despiadada.

La escuela no trató a Lutero mejor que sus padres. De hecho, Lutero dice con dolor que sus maestros eran verdugos que los sometían a duros castigo. En un solo día, según relata Lutero, fue sometido a quince azotes por su maestro, solo porque no se había aprendido la lección. Debido a los castigos en casa y luego en la escuela, el niño y joven Lutero se convirtió en muchacho huraño y resentido. Teniendo ca- torce años de edad dejó Mansfield y fue a Magdeburgo para estudiar latín en la escuela de esta ciudad. Ahora que, un año más tarde se movió a vivir a Eisenach, a casa de sus abuelos maternos donde conoció a un excelente maestro y poeta que cambió el maltrato por la verdadera formación.

En el año 1502 se inscribió en la Facultad de Filosofía donde terminó sus estudios en la rama, desafiando a su padre que pretendía que el joven Lutero estudiase leyes. Increíble- mente a los veintidós años era un verdadero maestro en la rama y continuó sin demora sus estudios en teología, hermenéutica y exégesis sacra. Fue en este deseo ardiente por conocer a Dios que Dios le guió al descubrimiento de la verdad más transformadora “Mas el justo por la fe vivirá” Romanos 1:17. Aunque de esto vamos a hablar un poco más adelante, en este punto me gustaría recalcar que, Lutero veía en Dios la figura de un tirano y su verdadera conversión al Dios de las Escrituras comienza en su estudio del libro de los Salmos donde el mismo Lutero dice que ve a Cristo en cada línea de los Salmos. Así que, cuando Lutero llega a la cita de Romanos ya mencionada, Dios ya ha transformado su corazón, para que vea con claridad a Dios en el pasaje que le haría romper definitivamente con la iglesia que había abandonado las Escrituras y endiosado al Papa, un simple hombre mortal. Por eso, Dios pone en el corazón del gran reformador alemán, retornar a la iglesia verdadera a la Biblia y romper cualquier hilo que los una con la iglesia apóstata.

Vida Espiritual de Lutero

En la siguiente cita de Martín Lutero, se puede ver la profundidad de su pensamiento acerca de la fe que descubrió en Dios. “Muchos han creído que la fe cristiana es una cosa sencilla y fácil y hasta han llegado a contarla entre las virtudes. Esto es porque no la han experimentado de veras ni han probado la gran fuerza que hay en la fe”. (Esta cita fue tomada del segundo tomo del libro de Justo González “His- toria del Cristianismo”). El peregrinaje espiritual de Lutero fue largo y difícil. Su perspectiva de Dios era completamente inadecuada y fuera de contexto bíblico, ya que Lutero veía en Dios los constantes maltratos a los que fue expuesto cuando niño. Lutero creía en Dios y desarrolló un miedo profundo al castigo de Dios y al infierno. De tal manera que este mismo miedo al infierno le hacía volver cada momento donde estaba el confesionario para confesar sus pecados delante de la persona a cargo de las confesiones. Llegó momento en que el confesionista sintió hasta molestia al ver que el inseguro joven había creado una dependencia de la confesión a tal grado que si cuando salía del confesionario se acordaba que había un pecado sin confesar regresaba para confesarse de nuevo, creando así incomodidad en la persona a cargo de la confesión.

No era el temor reverente que menciona Proverbios 1:7, lo que movía a Lutero a la confesión, sino un miedo hasta con fobia al infierno y al castigo de Dios lo que lo hacía reaccionar de esta manera anti-bíblica e irrespetuosa a la santidad de Dios. El proceso de conversión de Lutero fue largo y accidentado. Hay personas que ven en la verdadera conversión de Lutero un hecho instantáneo, es decir, en el mismo momento que Lutero encuentra el versículo 17 de la carta de Pablo a los Romanos, Lutero responde a Dios positivamente. Sin embargo, la realidad es otra. Lutero lucha en su interior contra la Justicia de Dios. El monje veía en Dios al ser más injusto de todo el universo. De hecho, si la Biblia dijera que Dios es injusto, Lutero no tenía problemas para aceptarlo. El monje estudioso de la palabra de Dios fue encontrando la Justicia de Dios que obra desde el cielo hasta la tierra con perfecta santidad y que esa Justicia es aplicada a los elegidos para salvación y vida eterna. Cuando Lutero entendió que la misma fe que el hombre produce es obra de Dios y que obra en la mente y corazón, fue liberado para entender que la fe y justicia a la que el hombre es expuesto no es obra del hombre, sino una obra de Dios por medio de su Espíritu Santo.

¡El momento cumbre había llegado! Dios abrió el corazón del joven Martín para que comprendiese que la salvación es completamente obra de Dios y no una obra del hombre como lo aseguraba la Iglesia Católica Romana quien proponía que Dios obra según el hombre obra en la búsqueda de Dios. Este mismo descubrimiento llevó a Lutero a renegar de la filoso- fía propuesta por “Santo Tomás de Aquino”. Su estudio de pensadores del calibre de San Agustín de Hipona, Anselmo y Bernardo de Claraval, lo encaminaron aún más a contemplar la fe por la que más tarde estaría dispuesto a un a ser martirizado. Lutero en los escritos de estos pensadores descubrió una fe sólida y que empezó a proclamar con convicción y pureza de corazón. En gran medida, el hecho de que Lutero llegase a este nivel de fe se lo debe a su mentor y consejero el Dr. Johan Von Staupitz quien aconsejó a su pupilo para que estudiase a los místicos, en quienes en cierta medida encontró alivio para su situación espiritual. De hecho, Lutero mismo se refiere al Dr. Staupitz y dice: “Si no hubiese sido por el Dr. Staupitz, me habría hundido en el infierno”. No sé qué tanta razón tuvo al declarar esto Lutero, sin duda que la influencia del teólogo alemán fue grande en el pensamiento del monje, pero quien libró a Lutero del infierno fue la fe que Dios mismo obró en su corazón.

La desesperación por encontrar descanso para su espíritu angustiado llevó a Lutero a desesperar a las autoridades del monasterio, quienes ante tanta inseguridad del monje agustiniano le recomendaron que hiciese estudios de los Salmos para presentarlos a los estudiantes de teología. Después de todo, Lutero siguió con el estudio en Romanos, Gálatas y Hebreos. Este hecho condujo al joven monje a encontrar los terribles errores en que la Iglesia Católica Romana incurría constantemente.

El joven Martín Lutero era un hombre de gran capacidad intelectual y relacional, gracias a estas habilidades, fue puesto al frente de once monasterios y reconocido con el título de vicario en el año 1515. Su afán por la verdad lo llevó a hacer constantes críticas contra la venta de indulgencias, ganándose así la enemistad del gran comerciante de indulgencias Johan Tetzel, monje dominico.

Sin lugar a dudas que el redescubrimiento de la gracia de Dios le dio a Lutero un respiro en medio de tanta angustia; al encontrar en las Escrituras que el cielo solo se logra por medio de la misericordia de Dios enraizada en su gracia perfecta que extendió a los pecadores, que en su soberana elección predestinó desde antes de la fundación del mundo para que fueran salvos. Cuando Lutero encontró esta verdad en el evangelio predicado por San Pablo y los apóstoles, sus ojos fueron abiertos al verdadero poder de Dios en la salvación por fe en su Hijo Jesucristo. Cuanto más profundizaba en esta verdad bíblica, más claramente podía ver los grandes errores en los que incurría la iglesia que tanto amaba y servía. Lutero pasó un proceso largo y difícil para entender el llamado que Dios le estaba haciendo a volver a la cristiandad, a la verdad del evangelio bíblico.

El viaje a Roma de Lutero fue definitivo para entender que la iglesia que amaba estaba completamente descarriada del verdadero propósito para lo que fue instituida por el Señor. El espíritu de Lutero estaba muy conmovido por todos los lujos y pompa en la que las autoridades de la “Santa Sede” vivían. La vida de lujo del clero irritó mucho a Lutero, ya que no veía una diferencia entre los gobernantes corruptos y el clero que había sido llamado por Dios para pastorear al rebaño del Señor y no para vivir una vida relajada y ostentosa a costa de la fe de los creyentes fieles a la iglesia. Al ver el poco interés mostrado por lo espiritual y la gran ambición material demostrada por los papas; Lutero se devuelve a Alemania con una sensación amarga en su boca y con su espíritu de rebeldía más agudo que nunca hacía lo que él miraba como un régimen religioso pagano y materialista. ¡Esta fue la gota de agua que derramó el vaso!

Ya de regreso en Wittenberg, Alemania, Martín Lutero terminó con sus estudios de doctorado en teología concluyendo esta etapa de su vida el 18 de octubre de 1512. Dejó por un lado la filosofía y teología escolástica tomasina e inclinó más su vida al escrutinio de la Biblia y los escritos de San Agustín por el que llegó a sentir un gran respeto como filósofo y teólogo. Ya encaminado en esta dirección bíblica teológica, Lutero se consolidó en los rubros de la historia con su estudio de la Justificación por fe. La base de su estudio fue que ningún hombre puede alcanzar el cielo por su propio esfuerzo, sino por la justicia de Cristo imputada en los santos de Dios por medio del sacrificio vicario de Cristo y por gracia, ya que es un regalo de Dios para sus elegidos y santificados en Cristo Jesús. Pero mejor aún, esta justicia jamás se pierde ya que comienza con Dios y termina con Dios preservando a sus santos del infierno eterno. ¡Cuánta confianza encontró nuestro monje en el estudio de esta doctrina abandonada por la Iglesia Católica Romana!

Otro gran énfasis del reformador fue que la iglesia debe someterse por completo a la autoridad de las Escrituras. Esta nueva doctrina iba completamente en contra de lo enseñado por la Iglesia Católica Romana. La iglesia tradicional había enseñado por siglos que las Escrituras estaban sometidas a la tradición de la iglesia y si las Escrituras iban en contra de esta tradición que la tradición prevalecía sobre la Biblia. Lutero enseña todo lo contrario y recupera el principio que “La Biblia se interpreta con la Biblia”. Si un pasaje de la Biblia no encuentra soporte en la Biblia, es mejor abandonarlo hasta que el Espíritu Santo ilumine este pasaje en la mente del estudioso y se pueda interpretar correctamente, de otra manera es un abuso imponer nuestro criterio al pasaje en estudio. En un vocabulario más moderno, el estudioso de un pasaje debe hacer la diferencia entre exégesis, extraer el mensaje del pasaje, y eiségesis, imponer su criterio en el pasaje. Esto hace la diferencia entre el infierno y la gloria.

Ahora que, para entender esta nueva doctrina hay que con honestidad ver que Lutero estaba separándose paulatina- mente de un régimen religioso, aunque tal vez no conscientemente. El papa según la iglesia tradicional es infalible. Lutero ve con sospecha esta doctrina, ya que él ha descubierto que el papa es un simple mortal y que el único con autoridad infalible es Dios y como creador principal de las Escrituras estas son igualmente infalibles. Sin embargo, si las Escrituras están sometidas a la iglesia y al papa, pierden con seguridad el estado de infalibilidad y se convierten en simples escritos con igual autoridad que los libros de los místicos y pensadores escolásticos. Contra esa manera de pensar va la doctrina de la autoridad de la Biblia, la que es infalible, perfecta, absoluta y eterna, porque contiene el mensaje del eterno Dios.

Otro de los grandes impulsos de Lutero fue devolverle a la cristiandad el sacerdocio de todos los creyentes basado en  la primera carta de Pedro a la iglesia, 1 Pedro 2:9. Con esta nueva enseñanza Lutero dejaba en claro que la idea romana que la iglesia puede perdonar pecado y servir de intermediaria entre los hombres y Dios, es falsa, ya que todos los creyentes son sacerdotes y con solvencia moral y espiritual pueden ir a Dios para poner sus pecados y peticiones ante su trono de gracia. El “Sacerdocio universal de los creyentes” tuvo muy buena aceptación en la feligresía alemana ya que estaban cansados del autoritarismo del clero. Lutero fue un erudito que supo llegar a la mente y el corazón de los fieles, sobre todo porque su propuesta estaba basada en la verdad contenida en las Escrituras, aunque su espíritu fuerte muchas veces fue mal interpretado y a veces desembocando en desastres como la rebelión de los campesinos, de lo que vamos a hablar en otro artículo.

El Gran Proyecto de Lutero

Sin duda alguna que la obra maestra de Lutero fue la traducción de la Biblia al idioma vernáculo. Con esta Biblia le dio la oportunidad a la iglesia alemana a que estudiasen la palabra de Dios en su propio idioma. La definición de vernácula en su sentido etimológico es natural u originario del lugar donde nace. En latín: vernaculus, nacidos en su casa. Es decir, la Biblia con la que los creyentes podían entender bien el mensaje de Dios. No por otra cosa, sino porque estaba escrita en el idioma que ellos bien conocían.

Esta fue otra forma de presentar resistencia al autoritarismo de la iglesia tradicional quien imponía el uso de la Vulgata en la misa y cualquier otra actividad religiosa. Después que Jerónimo tradujo la Biblia Vulgata de la Septuaginta, esta Biblia pasó a ser parte importante en el uso de la liturgia de la iglesia. Además, las homilías y todo el desarrollo litúrgico de la iglesia eran en latín, el idioma principal del Imperio romano. En la liturgia el sacerdote estaba de espaldas a la congregación, especialmente el momento de presentar la homilía. Los feligreses no entendían nada de lo predicado por el sacerdote a no ser que manejasen el idioma latín. Sin embargo, en su gran mayoría los feligreses no eran letrados.

Contra todo este sistema de adoración fue Lutero y recuperó la importancia de que todos los santos tuviesen una Biblia en su propio idioma para leer en la intimidad del hogar. Claro que el hecho de que la imprenta fuera creada en esta misma época ayudó a que la Biblia fuera difundida rápidamente entre el pueblo alemán. Además, el acto altruista de producción de la Biblia al idioma Vernáculo impulsó e inspiró la traducción de otras Biblias en otros países influenciados por la Reforma Protestante. De hecho, el latín fue por muchos siglos el idioma no vernáculo ya que era el que se hablaba en Europa y donde la Iglesia Católica Romana ejercía influencia. Por eso el hecho de que Lutero tradujera la Biblia al idioma del pueblo lo hace en buena medida el hombre que pensó en los feligreses más que en la cúpula de la iglesia. Inspirados por el reformado más adelante se escribieron Biblias como la King James, La Biblia del Rey Santiago, la Reina-Valera o la Biblia del Oso. Esta logró ese nombre por la figura de un oso en la portada.

Ya para 1529 la Reforma Protestante había tomado fuerza por el norte y el este de Europa y Lutero había traducido el Catecismo Menor y Mayor, un clero propio. Para esta fecha la iglesia protestante había crecido en gran número por la providencia de Dios, planteando la necesidad de material didáctico para preparar a la feligresía. Además, el prestigio de la nueva orden eclesiástica, permitió convertir a Wittenberg en un centro intelectual y teológico de primer nivel.

Por otro lado, el hecho de que Lutero propusiese la sepa- ración de los príncipes de la autoridad de la iglesia, le trajo mayor aceptación entre el pueblo y la monarquía. Para eso hay que entender que los príncipes estaban desesperados por deshacerse de la influencia de Roma lo más pronto y lo más pacíficamente posible. Vieron en los escritos de Lutero un respiro para sus ambiciones políticas y religiosas. Roma se había convertido en la fuerza opresora del estado y la cristiandad. Entonces la reforma pasó a ser un asunto más de los príncipes prestando su apoyo, que de eclesiásticos buscando establecer un nuevo orden religioso. De hecho, en parte, el avance de la Reforma Protestante fue porque los reformado- res recibieron protección directa de los príncipes para que el orden Romano no les alcanzase y asesinase. Pero también, no debemos perder de vista que el tiempo de Dios había llegado para cambiar el rumbo de la iglesia. Cuando el tiempo de Dios llega, no hay fuerza humana ni espiritual que pueda detener lo que Dios ha determinado que suceda.

Debido al peligro que corría por la persecución que se había levantado contra él. Martín Lutero fue protegido por el príncipe Federico III de Sajonia en su castillo mientras pasaba la tormenta. Por diez meses estuvo recluido en el castillo bajo la protección del príncipe y donde tuvo la oportunidad de trabajar en la traducción del Nuevo Testamento al alemán. Esta obra fue publicada cuando era el año 1532 y Philipp Melanchton y otros pensadores ayudaron para que toda la Biblia fuera producida y distribuida entre el pueblo. Gracias a esta obra que unificó los dialectos alemanes y de donde se derivó lo que hoy se conoce como el alemán moderno. Junto con la publicación de la Biblia también se publicó la Confesión de Augsburgo que le agregaría a la fe luterana otras doctrinas protestantes. Además, a petición del príncipe Federico de Sajonia, Martín Lutero preparó los “Artículos de Esmalcalda”, donde presenta un resumen de su pensamiento reformista.

Resumen

Por nada de este mundo podemos cambiar la verdad por la mentira. La filosofía en la que nació la Reforma Protestante fue buscar la verdad y morir por ella si era necesario. Al igual que los cristianos del primer siglo ofrecieron sus vidas por su fe, los reformadores tuvieron que enfrentarse a toda clase de hostilidades incluyendo la muerte por causa de la pureza del evangelio.

Después de siglos de incertidumbre espiritual y abuso de autoridad de la iglesia tradicional, por fin Dios escuchó el clamor de miles de cristianos que a gritos pedían que Dios enviase, como en los tiempos de Israel, un libertador que los librase del régimen religioso de la época. Dios envió a un paladín del calibre de Martín Lutero para que trajera un respiro de esperanza para la cristiandad de la época. Lutero no solamente se opuso a una iglesia que había abandonado la verdadera fe, sino a todo un sistema opresivo y perjudicial para los creyentes. Lutero y los reformadores lucharon para encarrilar a la cristiandad por el camino de santidad y verdad bíblica de la que habían sido alejados por siglos. Dios había cumplido su promesa de liberar al pueblo de la opresión del enemigo por amor de su nombre. Los reformadores lo único que hicieron y por lo que fueron perseguidos fue volver a los fieles a las Escrituras y a la fe en el Dios revelado en la Biblia. Dios levantó a hombres del calibre de Lutero para que les mostrasen a los elegidos de Dios el camino de regreso a Dios y para que diesen esperanza al pueblo del pacto que sufría los embates de la iglesia apóstata y pagana.

Hoy, después de 500 años de que Dios estableciese la Reforma Protestante, la iglesia se ha paganizado nuevamente, dejando al Dios de la Biblia y volviéndose a los ídolos y los placeres de este mundo, haciendo necesaria la intervención divina otra vez, levantando hombres con amor puro y sin- cero a la sana doctrina y la feligresía que está cansada de   los abusos a los que son sometidos por los comerciantes del evangelio. Dios quiera que el espíritu del gran reformador alemán vuelva a forjar un celo santo por la obra pura de Dios y que haya un planteamiento reformista en estos tiempos difíciles y cargados de apostasía y decadencia espiritual en la iglesia de esta época.

José Ramírez es profesor a tiempo completo de MINTS International Seminary. Sirve además como Decano Académico Asociado de MINTS Centroamérica y coordina el programa hispano de MINTS en Toronto. Es Director Ejecutivo de MINTS El Salvador y Director Administrativo de MINTS Cuba. Trabaja en un Ministerio Misionero entre Los migrantes mexicanos que llegan a trabajar a Ontario, Canadá, y está plantando Iglesias en la Región Centroamérica.

Está casado con Rosa Ramírez con quien tiene dos hijos: Rosa y Steve Ramírez. Viven en Toronto, Canadá, y son miembros activos de la Iglesia Reformada del Pacto. Tiene 19 años de experiencia ministerial en diferentes áreas. Tuvo el privilegio de plantar tres iglesias en los años 2000 y hoy es fiel en la formación de nuevos pastores.

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