LOS COPELANDS: NÓMBRELOS, PERO NO LES RECLAME

Por  Johan D. Tangelder

Reforma Siglo XXI, Vol. 8, No. 2

(Dado que el neo-pentecostalismo y la mal-llamada ‘teología de la prosperidad’ siguen con viento en popa, creímos conveniente publicar este artículo sobre algunos de sus fundamentos. El líder hoy debe ofrecer una respuesta vigorosa y bíblica ante estos engaños.)

¿Es la así llamada televisión “religiosa” un medio efectivo para propagar el Evangelio? ¿Es la “iglesia electrónica” un obstáculo o una ayuda? Puesto que la televisión es primordialmente un medio de entretenimiento para generar ganancias y no profetas, el Evangelio predicado por la tele a menudo sufre un proceso de modificación para acomodarse a la audiencia. Si un programa depende de las ofrendas voluntarias para mantener su presencia en la estación, el contenido será mucho más “agradable a la muchedumbre” que una transmisión sostenida por una iglesia o por una organización paraeclesiástica. La televisión también crea predicadores con una audiencia devota e incondicional. Los “predicadores” de la televisión independiente incluso se han convertido en “estrellas” y “celebridades.” Una de tales “estrellas” es Kenneth Copeland (nacido en 1937).

Trasfondo

Copeland nació y creció en la región occidental del estado de Texas. En 1962 él y su esposa Gloria se convirtieron al Cristianismo. En 1967 se trasladaron de Forth Worth, Texas, a Tulsa, Oklahoma, donde Kenneth entró a la Universidad Oral Roberts a entrenarse para el ministerio. Fue contratado por Roberts como piloto para los vuelos de sus cruzadas a través de los Estados Unidos. Mientras trabajaba allí, Copeland observó y participó en el ministerio de la sanidad. Aunque estaba muy entusiasmado con el ministerio de Oral Roberts, estaba más impresionado por el maestro Pentecostal independiente Kenneth Hagin. Copeland mira a Hagin como su “padre espiritual en la fe.” Asistía a sus seminarios y memorizaba los mensajes de Hagin.

Después de abandonar los estudios de la Universidad Oral Roberts, Kenneth regresó a Fort Worth y fundó los Ministerios Kenneth Copeland, Inc. Él y su esposa comenzaron a celebrar reuniones en Fort Worth y su ministerio creció rápidamente. En 1973 los Copeland iniciaron una publicación regular, La Voz de Victoria del Creyente. Para mediados de los años 1980s, aproximadamente 700,000 la estaban recibiendo. También han escrito libros y han hecho circular numerosas cintas de sus reuniones, sesiones de enseñanza y música. En 1976, en respuesta a lo que creyeron fue un mandamiento de parte de Dios en oración, comenzaron un ministerio de radio. También comenzaron una producción de televisión. Copeland dice que Dios “le habló” el 23 de marzo de 1979, y le dio “una comisión de transmisión” para expandirse por medio de la televisión. De allí avanzó al mundo de las comunicaciones vía satélite. Con oficinas en Inglaterra, las Filipinas, Australia, Canadá y Hong Kong, la organización de Copeland es internacional en cuanto a alcance.

Kenneth Ernest Hagin Sr.

Los Copelands fueron fuertemente influenciados por Hagin, quien fue primero un pastor Bautista y más tarde ministro de las Asambleas de Dios. Ocupó esta posición durante diez años. Afirma que en 1943 recibió una unción especial de parte de Dios para enseñar. En 1947 renunció a su pastorado y se convirtió en evangelista itinerante. Afirma que por 14 años tuvo una serie de ocho visiones de Jesucristo. Cuando Jesús se le apareció en 1950, Hagin dice que se le dio una unción especial para ministrar a los enfermos. Jesús le dijo que cuando orara por los enfermos, en ocasiones un fuego espiritual saltaría de una de sus manos a la otra. Esto sería una señal de que la persona estaba poseída por un demonio y que necesitaría un exorcismo.

En 1962 Hagin formó la Asociación Evangelística Kenneth E. Hagin, conocida ahora como Ministerios Kenneth Hagin, Inc., y posteriormente abandonó su afiliación con las Asambleas de Dios. Siguió luego a la radio con el “Seminario de la Fe del Aire,” e inició la revista La Palabra de Fe (1968). Comenzando a fines de los 1970s, Hagin llegó a ser uno de los proponentes más escuchados de lo que llegó a conocerse como la enseñanza de “fe.” Se centra en la idea de que si los Cristianos, cuando oran por algo, creen en su corazón que lo recibirán, y si confiesan lo mismo con su boca, Dios se lo dará. Esta enseñanza ha sido resumida en la popular frase, “Nómbralo y reclámalo.” En 1974 Hagin fundó el Centro de Entrenamiento Bíblico Rhema. Copeland fue uno de sus graduados. Frecuentemente se ha hecho referencia a Hagin y sus colegas como el Movimiento de la Fe Positiva. En 1980, las Asambleas de Dios emitieron una declaración oficial en la que denunciaron este movimiento.

La teología de Hagin se describe mejor como una mezcla de teología evangélica y carismática, literalismo bíblico y las enseñanzas del Nuevo Pensamiento y la Ciencia Cristiana tal y como han sido expuestas por E. W. Kenyon.

Essek William Kenyon

Kenyon es el verdadero padre del moderno movimiento de la Fe. Fue el fundador del Instituto Bíblico Bethel, un evangelista independiente y un prolífico escritor. No fue bien conocido durante su vida, aunque los Pentecostales de la Unidad usaban ampliamente su libro, El Nombre Maravilloso de Jesús. Solamente en los 1980s ganó notoriedad a través de su influencia sobre un cierto número de ministerios Pentecostales. Muchas de las frases popularizadas por Hagin y los Copelands, tales como, “Lo que confieso es lo que poseo,” fueron acuñadas originalmente por él. Se les puede seguir el rastro a las opiniones apoyadas por Kenyon hasta su exposición a las ideas metafísicas que tomó mientras asistía al Emerson College of Oratory en Boston, un terreno fértil para las ideas del Nuevo Pensamiento. Los principios más importantes del Movimiento del Nuevo Pensamiento son la sanidad, la prosperidad, la riqueza y la felicidad.

La Teología de los Copelands

Kenneth cree que Dios es un ser “que tiene una estatura de más o menos 6 pies y 2 pulgadas, ó 6 pies y 3 pulgadas,” pesa 200 libras o más, y la palma de su mano tiene una envergadura de unas nueve pulgadas. Basa esto en Isaías 40:12, que dice que Dios “midió… los cielos con su palmo.” De modo que, asignarle a Dios cualidades físicas tales como altura y peso significa que deja de ser el Dios de las Escrituras. Jesús mismo dijo que Dios es Espíritu (Juan 4:24).

Copeland declara que la razón que Dios tuvo para crear a Adán fue la de reproducirse a Sí mismo. Los humanos viven en iguales términos con Dios. Incluso son llamados “pequeños dioses.” Él dice, “tú no tienes un Dios dentro de ti. Tú eres uno.”

Copeland cree que Jesús se convirtió en un símbolo de Satanás cuando colgaba de la cruz. Argumenta que la crucifixión de nuestro Señor fue solamente el principio de la obra de redención. Él tuvo que completar la obra de redención en el infierno. ¿Pero qué le dice el Señor al ladrón en la cruz que está contiguo a Él? “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43).

Copeland afirma que los seres humanos pueden darles órdenes a los ángeles para que lleven a cabo sus deseos. Cuando usan la Palabra de Dios en el nombre de Jesús, los ángeles están obligados a seguir sus órdenes. Gloria escribe, “Sus últimas palabras ponen a los ángeles a trabajar o les obligan a dar un paso hacia atrás, bajar sus cabezas y cruzarse de brazos. Sus ángeles están esperando que usted les dé las órdenes que luego se ejecutarán.”

Fe en la Fe

Los Copelands le enseñan a la gente a tener fe en la fe. La fe para ellos es una fuerza. Kenneth declara, “La fe es un poder, una fuerza … es esta fuerza de la fe la que hace que funcionen las leyes del mundo espiritual.” Incluso afirma que “Dios no puede hacer nada por usted aparte de la fe” porque “la fe es la fuente de poder de Dios. Sin la fuerza de la fe, Dios no tiene ningún poder para usted.” La fe activa a Dios. La fe activa a Satanás. Kenneth argumenta que Dios está obligado a llenar las necesidades del creyente a causa de Su Palabra. Afirma que si usted no usa la Palabra de Dios, está al mismo nivel del hombre que no sabe que la salvación es para él. Esta teología del “nómbralo y reclámalo” le promete a los creyentes no solamente una salud mejorada sino una riqueza considerable si oran con la fe necesaria.

La Sanidad

El sufrimiento no tiene lugar en su teología. Kenneth se jacta de que el aumento de los costos médicos no les ha afectado en nada a él y a su esposa: “Hemos aprendido a recibir nuestra sanidad de Dios.” Gloria dice que Jesús cargó con nuestra enfermedad, llevó nuestras flaquezas y que por Sus llagas fuimos sanados. “Decidimos caminar en sanidad divina porque fuimos sanados hace 2,000 años cuando Jesús pagó el precio.” Gloria afirma que los creyentes ya no tienen porqué estar enfermos. “Ser sanado cuando está enfermo es algo grandioso,” dice ella, “pero permanecer sano – caminar en salud divina – es algo más extraordinario.” Satanás es llamado la causa de la enfermedad. Gloria escribe, “Para caminar en salud divina comienzas con una decisión de ya no permitirle más a Satanás que ponga enfermedades en ti.” El creyente puede crear su propia salud. Kenneth dice que depende del creyente decidir si ser sanado o no. En opinión de los Copelands, cuando un creyente sigue sufriendo solo tiene que echarse la culpa a sí mismo.

La Prosperidad

Copeland cree que la riqueza es otro “derecho divino” del creyente. La voluntad de Dios es la prosperidad. Dice Gloria, “La Palabra de Dios simplemente revela que la carencia y la pobreza no están en línea con la voluntad de Dios para el que obedece.” La pobreza se halla bajo la maldición de la ley. Puesto que Jesús no solamente llevó en la cruz la maldición de la enfermedad sino también la maldición de la pobreza, no hay razón para que el creyente viva en pobreza, de ningún tipo. Gloria dice, “Puede creer en la prosperidad divina de la misma manera en que cree en la salud divina. No debiera aceptar las carencias con la misma prontitud con la que rechaza la enfermedad.” Kenneth argumenta, “Puede tener cualquier cosa que diga.” Decida la cantidad que necesita. Dígale a Dios cuánto es y lo obtendrá pues “Dios no es tacaño. Él es un dador generoso.” Gloria afirma que la fórmula del éxito que Dios tiene nunca ha dejado de producir. Según ella, ella y su esposo han usado su fórmula de “nómbralo y reclámalo” para recibir sanidad, aviones, casas, edificios de oficinas, equipos, ropa, alimentos y botes. Los Copelands también son firmes creyentes del recibir al ciento por uno, lo que sido una gran fuente de ingresos para ellos. Basan esto en Marcos 10:29-30. Gloria dice que la primera cosa que el Señor hizo por ella fue mostrarle cuán grande es en realidad la cosecha del ciento por uno. “Tú das $ 1 (un dólar) a la causa del Evangelio y te pertenecen $ 100 (cien dólares) …” Esta posición es obscena. Cuando revisé el libro de Gloria, La Voluntad de Dios es Prosperidad (1978), estábamos sirviendo como misioneros en las Filipinas. Los miembros de nuestras iglesias y campos misioneros eran tremendamente pobres, pero muchos de ellos vivían cerca del Señor y eran ricos en espíritu. No tenían dinero, pero no carecían de fe.

Evaluación

Los Copelands consienten con el materialismo extremo de nuestra sociedad de consumo. Afirman la idea de que los “hijos de Dios” pueden adquirir riquezas sin trabajo o disciplina. Hacen que los corazones de la gente se enfoquen en lo temporal, no en lo eterno. Han sido criticados incluso por sus compañeros carismáticos por predicar y enseñar el materialismo, y por “poner zancadillas de culpa” en sus seguidores. Si un creyente es “sanado” y más tarde pierde su sanidad, él tiene que culparse. Los Copelands salen librados todo el tiempo. Son cultistas que presentan “un evangelio diferente – que en realidad no es ningún evangelio en lo absoluto” (Gál. 1:6, 7). Reducen la gracia a un mensaje de codicia y obras. Su visión de la fe es torcida. En la Escritura la fe nunca se presenta como una herramienta para manipular a Dios para lograr nuestros propios fines egoístas. En 1 Corintios 13 el apóstol Pablo le asigna primacía al amor como lo más grande entre la fe, la esperanza y el amor (cr. Juan 13:34-35). El Dios Trino debe ser el objeto de nuestra fe, nunca los deseos de nuestro ego o los caprichos egoístas. Además, la fe no siempre consigue todo de parte de Dios, pero sí obtiene de Dios todo lo que Él quiere que tengamos. Hay una diferencia fundamental. Los Copelands abusan de la Escritura. Su teología se basa en pasajes bíblicos seleccionados sin tomar en cuenta el contexto. Alegan que el Espíritu Santo les ha dado una iluminación especial y luego proceden a imponerle sus opiniones a las Escrituras.

Kenneth Copeland no toma la crítica a la ligera. Cuestionar sus enseñanzas o prácticas es, según su opinión, disputar con Dios mismo. En su mensaje grabado, Porqué No Todos son Sanados, dijo que muchas personas que habían criticado el ministerio de Hagin y el suyo propio se hallan “muertos ahora mismo y enterrados en una tumba prematura debido a ello, y más de uno ya tiene cáncer.” También declaró que aquellos que no acepten su enseñanza han caído “¡en una mentira que viene directamente del foso del infierno!”

¿Debiésemos sorprendernos que haya falsos maestros en la radio y la televisión? La Biblia nos advierte de su surgimiento de entre el redil (Hechos 20:29; 2 Pedro 2:1). Probar todas las cosas por la Escritura es algo esencial (Hechos 17:11). Especialmente en nuestra cultura post-Cristiana debemos prestar atención a las advertencias de la Escritura de estar en guardia contra las falsas enseñanzas (cf. Rom. 16:17ss; 1 Tim. 1:3s.).

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