¿ES LA BIBLIA AMBIGÜA EN CUANTO A LA HOMOSEXUALIDAD?

Por D. Patrick Ramsey

Reforma Siglo XXI, Vol. 20, No. 2

INTRODUCCIÓN

Basado en levítico 18:22; 20:13; romanos 1: 26-27, 1 Corintios 6: 9-11 y 1 Timoteo 1: 9-10,2 P. Michael Ukleja  acertadamente  ha  dicho:  “Solo  el cinismo puro puede pretender que haya alguna duda sobre lo que las Escrituras dicen acerca de la homosexualidad. La Biblia no tiene ni la más mínima señal de ambigüedad acerca de lo que está permitido o prohibido en este aspecto de la conducta sexual”.3 Al examinar nuestra cultura, no podemos pasar por alto esta gran torre de cinismo que recientemente ha crecido a pasos agigantados. De hecho, probablemente competiría con la torre de Babel. La peor parte, sin embargo, no es su tamaño, sino que sus edificadores son cristianos profesantes.

Destellos de esta torre se pueden ver incluso en el llamado “cinturón de la Biblia”. En el sudeste de Kentucky, un artículo titulado “Homosexuales: ¿Todavía estamos apedreando?” por el Dr. John Burkhart, pastor de la Iglesia Episcopal   de San Juan en Corbin, KY, apareció en el periódico “The Sentinel-Echo” (19-8-03). En dicho artículo, el autor aprueba la orientación homosexual y la práctica (monógama), basado en los claros resultados de los estudios médicos/psicológicos y la enseñanza confusa de la Biblia.

Con el propósito de derribar esta torre, el presente artículo examinará brevemente dos argumentos teológicos popularmente utilizados para cuestionar la condena bíblica de la homosexualidad. También se ocupará de la afirmación de algunos estudios médicos/psicológicos de que la homosexualidad es natural. Sin embargo, antes de abordar los argumentos, necesitamos remover algunos desechos.

REMOCIÓN DE DESECHOS

Un problema al discutir este tema es que aquellos que están en desacuerdo con la agenda homosexual a menudo son catalogados como criticones. El Dr. Burkhart en el artículo antes mencionado, empleó la frase “lanzadores de piedras, acusadores sentenciosos de homosexuales”. Correlativo a esto está la afirmación de que o amas a los homosexuales o los condenas. No hay neutralidad. Denunciar el estilo de vida homosexual es ser odioso y falto de amor.

Tales acciones a menudo impiden que la gente escuche la verdad. Después de todo, ¿a quién le gustaría escuchar a una opinión y/o persona criticona, odiosa y carente de amor? En consecuencia, tendríamos que despojar a las personas de estos prejuicios. Necesitamos limpiar algunos escombros para ayudarlos a ver la verdad.

El juzgar es algo que no podemos evitar.4 Honraremos ciertas cosas mientras censuramos el resto. Formular opiniones, tanto positivas como negativas es algo que todos hacemos. Por lo tanto, no se trata de si juzgamos o no, sino más bien de cómo lo hacemos. Solo los ingenuos o hipócritas dirán que juzgar está mal.

Más importante aún, la Biblia nos ordena juzgar tanto positiva como negativamente. El apóstol Juan escribió: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios” (1 Juan 4:1; ver también 1 Tesalonicenses 5:21; 1 Cor 14:29; Mateo 7:15 sigs.). Una vez que hemos juzgado, debemos “retener lo bueno” y desechar lo que sea pecaminoso (1 Tes. 5:21; Gal 1:9). La Iglesia de Éfeso probó a los que se hacían llamar apóstoles, los halló mentirosos y los rechazó por completo. Por esta razón, Jesús los alabó grandemente (Apocalipsis 2:2). Por lo tanto, juzgar o condenar algo no es en sí una señal o indicación de “ser un criticón”.

También es crucial entender que el amor y la crítica no son mutuamente excluyentes. Las alternativas no son aceptar y amar por un lado, u odiar y condenar por el otro. Uno puede amar a un homosexual a pesar de no aprobar su estilo de vida, así como se puede amar a un ladrón y condenar su robo. Es más, el negarse a tolerar el pecado y confrontarlo es, según las Escrituras, un acto de amor (ver Prov. 25: 5-6).

En este punto, vemos que amar a los homosexuales requiere que formulemos un juicio. Fundamentalmente, el problema no es si deberíamos amar a los homosexuales. ¡Por supuesto que debemos amar a los homosexuales! El problema es cómo debemos hacerlo. Esta pregunta no puede ser contestada si no se formula un criterio sobre la homosexualidad. Porque, si es cierto que la homosexualidad es un pecado, y que los “homosexuales… no heredarán el reino de Dios” (1 Corintios 6:10), resultaría hostil para con ellos, alentarlos en su pecado, ya sea de manera verbal o guardando silencio.

ARGUMENTOS TEOLÓGICOS

En esta sección, quisiera considerar dos argumentos que se ofrecen para dudar de la condena abrumadoramente clara de la homosexualidad en las Escrituras.

  • “La Biblia no condena la homosexualidad”

El primer argumento es que la palabra “homosexual”, la cual se emplea en algunas traducciones de la Biblia, es una traducción errónea. De hecho, se afirma que no existe una palabra bíblica para “homosexual”. La Biblia solo se refiere a las expresiones pecaminosas de la homosexualidad, pero no a la homosexualidad en sí. En consecuencia, la prohibición del Antiguo Testamento “No te echarás con varón como con mujer; es abominación” (Levítico 18:22; cf. 20:13) se refiere a la homosexualidad religiosa o de culto (es decir, una forma de idolatría y prostitución) y no a la homosexualidad no ritualista. Desde esta perspectiva, la palabra griega del Nuevo Testamento arsenokoites5 se define estrictamente como prostitución masculina y/o pederastia.

Sin embargo, Levítico 18:22 condena la homosexualidad en todo sentido. No hay mención de la homosexualidad religiosa/cúltica en este versículo o en su contexto (aunque sí en Deut 23:17-18). Dios no quiere que su pueblo imite las abominables prácticas de los cananeos (Lev 18:3), por las cuales fueron castigados (Lev 18:24-25). Los cananeos practicaron la homosexualidad general (dentro de sus casas) y específica (en el templo). Levítico 18:22 condena lo primero, y Deuteronomio 23: 17-18 lo segundo.

Pero incluso, como ha señalado un teólogo, “si se pudiera demostrar que hay alguna relación de culto con la homosexualidad prohibida en Levítico 18:22, aún así no hay razón para pensar que la ley sea exhaustivamente ritualista en su referencia; después de todo, Dios aborrecería aún más la homosexualidad, aparentemente, por sus conexiones idólatras inherentes. De ser el caso, esto agravaría la ofensa de la homosexualidad, no reformularía el principio básico de la prohibición”.6

Lo absurdo de esta interpretación en favor del homosexualismo, se demuestra aplicando el mismo razonamiento a otras prohibiciones sexuales mencionadas en Levítico 18. Por ejemplo, el siguiente versículo condena la bestialidad. ¿Es la bestialidad no religiosa moralmente aceptable? ¿Qué hay del incesto que se denuncia en los versículos 6-17? ¿Pueden los hermanos acostarse libremente con sus hermanas, siempre que no sea religioso, consensuado, monógamo y ocurra dentro de una relación “amorosa”?

Como se ha mencionado, la palabra griega arsenokoites del Nuevo Testamento, usada en 1 Corintios 6:9 y 1 Timoteo 1:10, se reduce de manera similar para referirse a prostitución y/o pederastia. Esta palabra es una combinación de “varón” (arsen) y “cama” (koite), por lo que su etimología significa “acostarse con un hombre”. Primero aparece en los escritos del apóstol Pablo; no parece haber tenido un uso establecido previamente. Esto implica que su significado se deriva directamente de su etimología. Es probable que Pablo haya tomado este término de la Septuaginta (traducción griega del Antiguo Testamento) en Levítico 18:22 y 20:13 (ambos términos griegos se usan en los dos pasajes).

Investigaciones recientes han confirmado que  arsenokoites es de hecho un término amplio, adecuadamente traducido como “homosexual”.7 Como dice el profesor James B. De Young, “no se puede limitar a la pederastia o ‘prostitución activa’, ni puede limitarse a meros actos. También se refiere la orientación o la condición del mismo sexo”.8 Así que, en contradicción a algunos eruditos bíblicos, sí hay un término para “homosexualidad” en la Biblia, y junto con la fornicación y el incesto, es condenado como pecado.

  • “La homosexualidad no es antinatural”

Un segundo argumento para dudar de la denuncia bíblica en cuanto a la homosexualidad osadamente afirma que Romanos 1:26-27 no condena la homosexualidad como algo antinatural, es decir, no enseña que la homosexualidad sea contraria al orden establecido por Dios. En cambio, la frase “contra naturaleza” en el versículo 26 se toma para referirse a actuar en contra de la orientación propia. Se argumenta que la palabra “naturaleza” en este contexto significa “lo que es natural para mí”. Por lo tanto, Pablo está diciendo que los heterosexuales no deben actuar como homosexuales y viceversa, ya que sería personalmente antinatural para ellos.

No es siquiera necesario decir que esta interpretación es descabellada. En la literatura griega y en la Biblia, la palabra “naturaleza” nunca significa “lo que es natural para mí”.9 Además, el versículo 27 dice que el hombre deja o abandona el “uso natural de la mujer”. Este abandono no es subjetivo ni personal (la orientación sexual propia); es objetivo y genérico (función sexual de la mujer).

Una razón por la cual Dios creó dos géneros (masculino y femenino) fue con el propósito de la satisfacción sexual. La mujer fue hecha para el hombre y el hombre para la mujer. Por lo tanto, Pablo dice que el cuerpo del marido pertenece a la esposa y el de la esposa al marido (1 Cor 7). Cada uno debe encontrar satisfacción sexual en el otro. De manera que, cuando un hombre busca placer sexual en otro hombre, Pablo dice que deja el uso creado o “natural” de la mujer.

En resumen, de acuerdo con Romanos 1:26-27, la homosexualidad no es “normal” o “natural”. Tampoco es inocente o moralmente aceptable. Es antinatural y pecaminosa.

AFIRMACIONES CIENTÍFICAS/MÉDICAS

Varias personas hoy en día nos quieren hacer creer que los estudios médicos y psicológicos han demostrado de manera concluyente que la homosexualidad es natural, imposibilitando que los homosexuales cambien sus costumbres. Simplemente nacen, se forman u orientan de esta manera. Y si así lo hicieran, entonces su Creador no los podría condenar por ello.

En respuesta, permítanme decir ante todo, que nada de eso ha sido probado. Los diversos estudios son, en el mejor de los casos, inconclusos. Por ejemplo, respecto a las causas biológicas, en un artículo de Scientific American, W. Byne escribe:

No se ha probado un origen biológico o fisiológico para la homosexualidad. La evidencia biológica que existe hasta el momento de los rasgos biológicos innatos correspondientes a la homosexualidad es defectuosa. Los estudios genéticos sufren de la inevitable confusión de la naturaleza y la crianza que sofocan los intentos por estudiar la heredabilidad de los rasgos psicológicos. Las investigaciones del cerebro se basan en hipótesis dudosas sobre las diferencias entre los cerebros de hombres y mujeres. Los mecanismos biológicos que se han propuesto para explicar la existencia de hombres homosexuales a menudo no se pueden generalizar para explicar la existencia de lesbianas (cuyos estudios han sido grandemente descuidados). Y la naturaleza continuamente clasificada de la mayoría de las variables biológicas está en desacuerdo con la escasez de adultos bisexuales sugerida por la mayoría de las encuestas.10

En segundo lugar, necesitamos distinguir entre causa e influencia. Varios factores (ambientales, biológicos y psicológicos) pueden influir en las personas para que se vuelvan homosexuales, pero no son la causa. Por ejemplo, la pobreza puede influir en el robo y las migrañas pueden inducir a la irritabilidad, pero no obligan a la persona a robar ni a enojarse.

En tercer lugar, debemos distinguir entre causa necesaria y suficiente. Es posible que algunos factores biológicos, ambientales y/o psicológicos necesiten estar presentes para que uno lleve un estilo de vida homosexual, haciendo de estas, causas necesarias. Sin embargo, su sola presencia no resulta en la homosexualidad, por lo que no son causas suficientes. Si hay algo que estos estudios científicos han demostrado, es que ninguno de estos factores son causas suficientes. La persona aún debe tomar una decisión.

En cuarto lugar, es importante ser consciente de la relación bíblica entre el cuerpo y el alma. Los dos están tan estrechamente relacionados y vinculados, que se afectan  el uno al otro. Los pensamientos e intenciones de nuestros corazones se expresan corporalmente, y lo que suceda con nuestros cuerpos puede afectar nuestra manera de pensar y sentir.11 Como resultado, una persona habitualmente enojada, presentará una actividad cerebral diferente a la de una persona tranquila, y alguien que se preocupa constantemente, desarrollará trastornos gastrointestinales. Por lo tanto, no debería sorprendernos si se presentan diferencias fisiológicas en los homosexuales.

En quinto lugar, la Biblia (1 Cor 6:11) nos enseña que los homosexuales pueden cambiar, y la consejería nos ha demostrado que algunos sí lo hacen. Esto indica que la homosexualidad no es necesaria ni inmutable, independientemente de cualquier relación que pueda tener con la constitución de la persona.

Por último, la Biblia nos dice que la fuente de todo pecado es el corazón “…guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. (Prov 4:23). “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”. (Mateo 15:19). Por lo tanto, la razón por la que los hombres pecan, ya sea por homosexualidad o adulterio, es porque quieren pecar. El problema es nuestro deseo pecaminoso, no nuestros genes. Como dice Santiago 1:13-15,

Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.

CONCLUSIÓN

La inminente torre de cinismo que se avecina y que presenta la Biblia como ambigua en cuanto a la homosexualidad, se derrumba fácilmente, ya que sus ladrillos no son lo suficientemente resistentes como para sostener una estructura tan ambiciosa e indignante. Esto, sin embargo, son buenas noticias para los homosexuales. No estás esclavizado a tu estilo de vida homosexual, el cual sabes que está mal y es condenado por Dios (Rom 1:32). Cristo ha venido para liberar al pecador. Él es el amigo y salvador de los pecadores. Él es capaz de borrar tu culpabilidad y cambiarte internamente para que no perezcas sino que tengas vida eterna. Vuélvete a él ahora mismo y encontrarás amor, perdón, esperanza, paz, gracia y vida perpetua. Amén.

NOTAS:

  • Lev 18:22: “No te echarás con varón como con mujer; es abominación”. Lev 20:13: “Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre”. Rom 1:26-27: “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos   la retribución debida a su extravío”. 1 Cor 6:9-11: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”. 1 Tim 1:9-10: “conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina…”
  • “La homosexualidad y el Antiguo Testamento”, BSAC 140 ( Julio de 1983): 259.
  • Ver mi artículo, “Juzgando según la Biblia”, JBC 21 (2002): 62-69.
  • Arsenokoites aparece en 1 Cor 6:9 y 1 Tim 1:10. Se tra- duce como “homosexuales” (NASB); “delincuentes homosexuales” (NIV); “hombres que practican la homo- sexualidad” (ESV); “abusadores de ellos mismos con los hombres” (ASV); y “sodomitas” (NKJV, Moffatt).
  • Bahnsen, Greg. Homosexualidad: una visión bíblica (Phillipsburg, NJ: Presbyterian & Reformed, 1978), 45.
  • Ver, por ejemplo, Wright, DF “¿Homosexuales o prosti- tutos? El significado de Arsenokoitai (1 Cor 6: 9, 1 Tim 1:10)”, VC 38 (1984): 125-53.
  • James B. De Young, “La fuente y el significado en el NT de Arsenokoitai, con implicaciones para la ética cristiana y el ministerio”, MSJ 3 (1992): 207.
  • James B. De Young, “El significado de la ‘naturaleza’ en Romanos 1 y sus implicaciones para las prohibiciones bíblicas del comportamiento homosexual”, JETS 31 (1988): 438.
  • “La evidencia biológica desafiada”, Scientific American (Mayo de 1994): 50-55. Citado por James R. Beck, “Evangélicos, homosexualidad y ciencias sociales”, JETS 40 (1997): 91.
  • Ver Edward T. Welch, ¿Es el cerebro el culpable? (Phillipsburg, NJ: Presbyterian & Reformed, 1998), 169.

Patrick Ramsey es pastor ordenado en la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa (OPC). Completó su Maestría en Divinidades en el Seminario Teológico de Greenvile y una Maestría en Teología en el Seminario Teológico Westminster, en Filadelfia. Sirvió como pastor de Christ OPC en London, Kentucky, durante 12 años. Está casado y tiene cinco hijos que lo mantienen muy ocupado.

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