EL HOLANDÉS ABERRANTE

Por Mario Cely Q.

Reforma Siglo XXI, Vol. 12, No. 1

Una de  las  leyendas  marítimas  europeas  más  conocidas es la que narra la desdicha de un marino holandés, de nombre Vanderdecken y capitán de una embarcación, que se juega temerariamente su vida al querer doblar el cabo de Buena Esperanza durante una tormenta, por lo cual es condenado a navegar eternamente. Su barco fantasma es, a partir de ese momento, señal de malos presagios para cualquiera que lo vea. Esta leyenda sirvió de argumento al compositor alemán Richard Wagner (1813-1883) para su ópera El holandés errante, compuesta en 1843.

Aunque pareciera cosa de leyenda no lo es: En Holanda ha aparecido un sujeto llamado Ad van den Berg que propugna la legalización de la pederastia a partir de la edad de 12 años. En el programa del partido político que van den Berg ha fundado para la obtención de sus fines, se incluye también la zoofilia (relaciones sexuales con animales), la emisión de pornografía por TV en horario diurno, el nudismo en la calle, la posesión de pornografía infantil y la prostitución y participación en películas porno a partir de los 16 años. Definitivamente, creo que a van den Berg se le podría denominar no el holandés errante sino el holandés aberrante. Su partido, denominado Caridad, Libertad y Diversidad, ya ha sido registrado oficial- mente con ese nombre y si consigue 570 firmas se podrá presentar a las próximas elecciones en las cuales, si obtuviera 64.000 votos, tendría escaño en el Parlamento.

A primera vista pareciera que la propuesta de este holandés es monstruosa y que cualquiera que tenga dos dedos de frente la rechazará, no teniendo la más mínima posibilidad de éxito. Sin embargo, no hay que dar por supuesto nada porque ya en Holanda se ha legalizado la prostitución, la eutanasia y los matrimonios del mismo sexo, cosas todas ellas que hace sólo unas pocas décadas eran inconcebibles y aberrantes pero que ahora son consideradas «avances sociales» y «conquistas de los derechos humanos», habiendo gobernantes, premios Nobel, Parlamentos nacionales y periódicos prestigiosos que así las definen. Así que ¿quién puede decir que en un futuro, tal vez menos distante de lo que pensamos, Ad van den Berg no será considerado un «adelantado a su tiempo» y pionero en el desarrollo psicológico y emocional de los adolescentes? Hasta es posible que llegue el día en el que cualquiera que se atreva a desafiar sus postulados sea tachado de ‘pedófobo’, al igual que actualmente es tildado de ‘homófobo’ el que rechaza las uniones homosexuales.

Y también es posible que un día haya iglesias que califiquen las posiciones de van den Berg como «vanguardistas»  y «valientes». Y así como ahora si alguien es tolerante con la homosexualidad es un progresista, llegará un momento en el que también será progresista quien sea tolerante con la pedo- filia, porque por lo visto lo que actualmente tiene mérito y consideración es ser transgresor. Si eres transgresor eres un héroe, por lo cual este holandés aberrante debe ser héroe entre los héroes.

Pero no pensemos que van den Berg es un lunático escapado de algún centro psiquiátrico; nada de eso. Él razona sus argumentos defendiéndolos de esta manera: ‘Educar a los niños es también familiarizarlos con el sexo. Con prohibírselo, no haces más que despertar la curiosidad. Los jóvenes deben poder decidir por sí mismos’. Así que el axioma de que la prohibición es sinónimo de neurosis, y por lo tanto de desarreglo, pero  la permisividad es lo sano, es el santo y seña de este pedófilo. Es decir, van den Berg se mueve en las mismas coordenadas que Hugh Hefner, el fundador de Playboy, sólo que la diferencia entre uno y otro reside en la esfera de aplicación de sus principios, pero la filosofía es la misma sustancialmente. En algunas enseñanzas del psicoanalista Wilhelm Reich (1897- 1957) estarían los fundamentos de tal filosofía, pues Reich enseñó que la capacidad para alcanzar el orgasmo, llamada potencia orgásmica, era un atributo esencial para la salud individual, mientras que la ineptitud para liberar la energía sexual mediante el orgasmo podía producir neurosis e incluso cáncer. Pero, sabemos que las tesis de W. Reich han resultado nocivas y destructivas para la juventud de cada generación.

Y para que no imaginemos a van den Berg como a un monstruo del cual hay que poner fuera de su alcance a nuestros hijos o nietos, inmediatamente añade que hay una diferencia fundamental entre la pedofilia (o paidofilia, del griego «pais», muchacho) que él propugna y la practicada por Marc Dutroux, aquel pederasta culpable de varios casos de secuestro, viola- ción y asesinato de muchachas que conmocionaron a Bélgica y al mundo entero. La pedofilia (paidofilia) que él defiende es voluntaria y producto de la «educación»; una «educación» que se promovería ya desde los primeros años de la escuela, enseñando al niño que la práctica sexual es natural y buena. En otras palabras, Dutroux sería para van den Berg no una expresión de perversión sino la constatación de un fracaso, al no haber sabido la sociedad encauzar debidamente el asunto de la sexualidad ya desde la infancia y la adolescencia. Por  lo tanto, hay dos clases de pedofilia: la mala (Dutroux) y «la buena» (van den Berg); la misma clase de división que otros hacen con la homosexualidad: la mala es la realizada con violencia o coacción y «la buena» es la que está hecha voluntaria y afectuosamente (…)

El erudito William Barclay en su obra Palabras Griegas del Nuevo Testamento (Editorial CBP, 1979) define así una palabra griega, aselgeia, que aparece en el Nuevo Testamento:

«En muchos aspectos, aselgeia es la palabra más fea de las que figuran en la lista de pecados que da el NT, donde se encuentra con mucha frecuencia (Mc. 7:22; Rom. 13:13; 2 Cor. 12:21; Gál.5:19; Ef. 4:19; 1 Ped. 4:3; 2 Ped. 2:2, 7,18; Jud… 4). La versión Reina-Valera la traduce oscilando entre ‘lascivia’ e ‘impudicia’… Es Lightfoot quien da la medida de la cualidad esencial de asel- geia cuando dice que un hombre puede ser ‘impuro’ (akathartos) y ocultar su pecado, pero el hombre que es aselges conmociona a la decencia pública… La mayoría de los hombres tienen la suficiente decencia como para procurar ocultar su pecado, pero al aselges hace mucho que eso dejó de preocuparle. Es culpable de cualquier conducta ultrajante y le tiene absolutamente sin cuidado todo lo que no sea satisfacer sus propios pecados… Es la insolencia sin límites de quien ha perdido la vergüenza.» (Ibid., pp. 46-47).

Aquellos que niegan la existencia de principios absolutos y defienden el relativismo moral han de ser consecuentes y reconocer que el holandés aberrante simplemente defiende una opción más entre otras muchas posibles. Y aquí es donde llegamos a la siguiente conclusión: si negamos la preeminencia cualitativa de unos valores morales sobre otros, equiparando lo bueno y lo malo, el resultado será sólo confusión con las consecuencias destructivas que ello acarrea. ¿En nombre de qué autoridad, autoridad moral me refiero, puede ahora la sociedad holandesa rechazar los criterios de este holandés cuando ella misma ha derribado diques justos para levantar otros perversos? ¡Ay Holanda! ¡Quién te ha visto y quién te ve! La patria de los Hermanos de la Vida Común, de Johann de Wessel, de Erasmo de Rotterdam, de Menno Simons, de Philips van Marnix, de Guillermo de Orange, de Rembrandt, de Abraham Kuyper, de Groen van Prinsterer, de Herman Bavinck, de Herman Dooyeweerd y de otros cristianos y cristianas ilustres. ¡En qué se ha convertido Holanda hoy en día!

¿A dónde vendrá a parar de no detenerse en este gran país esta grande y nauseabunda ola de pecado e iniquidad?

Pero, ¿está en Holanda únicamente este problema?

¿No estamos dando ya pasos en la misma dirección otras naciones de Sur América, siendo Colombia el país que está queriendo entrar a la vanguardia de los avances y progresos de la civilización? ¿Dónde está la voz profética de la Iglesia Cristiana Evangélica, que con su quietismo e indiferencia está promoviendo sin querer en nuestra propia Colombia los mismos males sociales que comenzaron en Holanda no hace mucho tiempo?

Verdaderamente el juicio que se cierne sobre nuestras cabezas es para postrarnos de rodillas, temer y suplicar a Dios porque nuestra Corte Constitucional y Congreso de la República no aprueban este tipo de aberraciones importadas desde el Viejo Mundo.

«¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza; por tanto, caerán entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice el Señor.» (Jeremías 6:15)

Cristiano bíblico, pide al Señor en oración que la Corte Constitucional el entrante año 2010, jamás apruebe los matrimonios entre homosexuales con derechos a adopción de niños. Se trata del primer paso, para que luego «Colombia Diversa», la ONG homosexual más poderosa de Colombia, pida los mismos derechos políticos iguales a los que van den Berg promueve en Holanda.

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