CONSEJOS BÍBLICOS PARA EL MATRIMONIO

por Roland Barnes

Reforma Siglo XXI, Vol. 4, No. 2

(Esta conferencia fue impartida a jóvenes en Cajamarca, Perú. Lo ofrecemos para que los pastores y líderes de jóvenes puedan tener una ayuda en sus labores con la juventud de nuestras iglesias.)

Texto Base: Génesis 24:1-67

En la Biblia, o las Sagradas Escrituras, el casamiento o matrimonio es fundamental para toda la sociedad. En algunas sociedades hay algunos que piensan que el individuo es lo fundamental en la sociedad, mientras que en otras se piensa que el grupo como totalidad es lo más importante. Pero según las Sagradas Escrituras, lo fundamental es la familia y el matrimonio que establece la familia. Ustedes pueden ver en la Escritura que cuando Dios creó al hombre, lo creyó hombre y mujer, y de esta manera Dios mismo estableció la familia. Antes que Adán se diera cuenta que estaba solo fue Dios que vino y dijo: «No es bueno que el hombre esté solo.» De paso quisiera decirles que esto no fue algo de que Adán se dió cuenta por sí mismo, pero fue algo que Dios mismo le dijo a Adán. Entonces les digo a las damas que, en el futuro, si su esposo no se da cuenta cuanto les necesita a ustedes, recuerden que Dios tuvo que hacerle recordar eso mismo a Adán. Los hombres necesitamos que se nos recuerde siempre acerca de ello. Quizá ustedes las damas puedan, cuando ya se casen, recordarles a sus esposos que ellos las necesitan a ustedes. 

El hecho es que Dios formó a Eva y la entregó a Adán y de esta manera estableció una familia. Entonces vemos que un hombre y una mujer están comprometidos uno al otro y están en pacto con Dios. Así es que ellos establecieron una familia en relación al pacto, o lo que se podría llamar también un hogar pactual. Y esto es fundamental para la vida del hombre sobre esta tierra. La expectativa normal de un hombre es llegar a casarse algún día y establecer una familia. Por eso, si ustedes como cristianos tienen el deseo de casarse, quiero decirles que eso es un deseo bueno y también piadoso. 

Cuando Dios les puso a Adán y a Eva en el jardín de Edén les dio una tarea que cumplir. Leamos Génesis 1:26-28:

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

Algunas veces a estos versículos se les llama el mandato cultural. Es decir, Dios ha ordenado al hombre que establezca una cultura piadosa. Este mandato le fue dado a la primera pareja, hombre y mujer, pero a la vez también se le ha dado a su descendencia o a sus hijos. Por el versículo 28 dice, «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.» Este mandato involucra también a sus hijos, a sus descendientes, pues ellos son la familia.

La perspectiva de este mandato cultural es de carácter universal. Es decir, este mandato cultural tenía como propósito, en primer lugar, el abarcar a todo el mundo. Y ésta era la tarea de esta primera familia, junto con sus hijos y también de los hijos de sus hijos. Ellos tenían que establecer un dominio piadoso sobre toda la tierra. Así, pues, el mandato cultural involucra la proliferación o la multiplicación, es decir, la descendencia. En segundo lugar también esta descendencia unida a sus padres para ejercer un dominio piadoso. Entonces los padres tienen que preparar a sus hijos para que ellos puedan cumplir esta tarea piadosa. En tercer lugar, en el versículo 15 del capítulo 2, ellos tenían que cultivar el jardín, es decir, a tomar el potencial de la creación y llevarlo a cabo hasta su fin. Y también para guardarlo, es decir, para conservar aquello que habían logrado. De manera que esta familia piadosa tenía como propósito ejercer su tarea piadosa de establecer también una cultura de piedad, y todo eso para ser ofrecido para la gloria de Dios. Esta es la gran tarea de una familia. Claro que hay que tener en cuenta que la caída de Adán subvirtió este plan. En lugar de que el mundo esté lleno de familias piadosas, familias piadosas que ofrezcan a Dios servicio piadoso y promueven familias piadosas por todo el mundo, en lugar de hacer ello, la primera familia se corrompió. También el matrimonio se rompió. Y el mundo pronto estaba lleno de gente que está en rebelión contra Dios. De esto leemos en Génesis 6:5 :

Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.

Así es que nuestras familias necesitan la redención de Cristo, es decir, la gracia de Cristo, para poder establecer un hogar piadoso, que puede también ofrecer servicio a Dios para expandir su reino. Por lo tanto, para que ustedes puedan establecer un hogar piadoso, necesitan encontrar una pareja piadosa. 

De este texto que hemos leído en Génesis 24, quiero explicarles a ustedes cuatro principios para encontrar una pareja piadosa. 

1. Primer Principio

El primer principio lo he denominado, el principio de las posibilidades. Este principio se encuentra en los versículos del 1 al 9 del capítulo 24 de Génesis. Esto tiene que ver con esta pregunta, ¿A quién podemos considerar una posibilidad con quien debemos casarnos? De todos los hombres y mujeres del mundo, o dentro de toda la gente de Cajamarca ¿quién piensan ustedes que podrían considerarlo como una posible pareja? Abraham estaba preocupado acerca de esto por su hijo Isaac. Dios le prometió a Abraham en Génesis 12:3, «…serán benditas en ti todas las familias de la tierra.» Y Abraham tenía un solo hijo. Todas las promesas pactuales de Dios descansaban en ese único hijo. Por lo tanto Abraham era muy cuidadoso acerca de a quien iba a escoger para ser la esposa de su hijo. El tenía que tener en cuenta de que la pareja que iba a ser la esposa de su hijo tenía que cumplir con este mandato de ser la persona que iba a llevar adelante las promesas de bendecir el mundo. 

Así es que Abraham llamó a su siervo y le encarga a él la tarea de buscar una mujer aceptable a su hijo. Y él hace que su siervo tome un voto o haga un juramento. El versículo 3 del capítulo 24 dice:

…y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito…. 

En otras palabras Abraham le dice a su siervo: «Tú no puedes buscar o escoger una mujer canaanita para mi hijo.» Los cananeos no eran creyentes, o diríamos que eran mundanos. En nuestro lenguaje diríamos que no eran cristianos. Abraham hace que su siervo jure que no permitiría que Isaac se case con una canaanita. Las canaanitas no creían en Dios y tampoco estaban en una relación del pacto con Dios. Así es que Abraham requería a su siervo que Isaac se casara con alguien dentro del pacto con Dios. Es decir, si ustedes se casan fuera de este pacto con Dios, entonces ustedes están poniendo en peligro la integridad del pueblo de Dios. Pero el casarse con alguien que está dentro de la comunidad pactual es esencial por tres razones: 1. Habría una armonía matrimonial. 2. Habría una pureza pactual. 3. Habría un progreso pactual. 

1.1. Armonía matrimonial

Si ustedes se casan con alguien con quien no comparten su fe, entonces van a tener una discordancia marital o desacuerdo marital. Si ustedes quieren seguir a Dios y su palabra pero la otra pareja no lo quiere, entonces hay desarmonía. Si ustedes se casan con alguien que no comparte su fe, entonces sería difícil criar a sus hijos como creyentes. Eso haría impura a la comunidad pactual. Entonces sería muy difícil avanzar o progresar. Si ustedes establecen un hogar en relación al pacto, y sus hijos también establecen hogares en relación al pacto, también los hijos de ellos, entonces habrá un progreso en ese sentido y, por lo tanto, habrá un avance en el reino de Dios. En contraste con Isaac, Judá, el nieto de Isaac, escogió una mujer para sí entre los canaanitas. Es decir, él se salió de su padre y su familia y se fue a vivir entre los canaanitas. El estableció una amistad profunda con un hombre canaanita, y finalmente terminó casándose con una mujer canaanita. El tuvo tres hijos. El primero fue tan malo que Dios le quitó la vida. El segundo también fue muy malo que Dios le quitó la vida. Aunque había progreso, Dios cortó el progreso, porque él escogió una mujer fuera de la comunidad pactual. 

1.2. Pureza Pactual

A través de todas las Escrituras Dios nos advierte a guardar la pureza pactual. Por ejemplo, en Exodo 34:15-16, Dios advierte a su pueblo a no entrar en un pacto que pueda comprometer su fe con la de los cananitas. Aquí en estos pasajes Dios le advierte a su pueblo acerca de los peligros de esto. Dice así: 

Por tanto, no harás alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarán en pos de sus dioses, y ofrecerán sacrificios a sus dioses, y te invitarán, y comerás de sus sacrificios; o tomando de sus hijas para tus hijos, y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán fornicar también a tus hijos en pos de los dioses de ellas. 

Por eso, el propósito de establecer familias que progresen es destruido cuando esto sucede. En el Salmo 78 se nos instruye como debemos llevar a cabo el plan de Dios, el plan pactual de Dios, de generación en generación. Por ello, es muy importante establecer un matrimonio piadoso y también poder escoger una pareja piadosa. 

1.3. Progreso Pactual

El Salmo 78:1-6 nos muestran que hay, en el matrimonio, muchas generaciones en perspectiva. Cuando ustedes establezcan un matrimonio y una familia, ustedes tienen que pensar en los nietos de los nietos con la esperanza y la expectativa de que ellos también tengan que seguir a Dios y de que ellos también amen a Cristo y de que ellos también tengan que enseñar la palabra de Cristo a sus niños para que se puede hablar de un dominio santo que crezca a través de todo el mundo. El Salmo dice lo siguiente:

Escucha, pueblo mío, mi ley; Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. Abriré mi boca en proverbios; Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos, las cuales hemos oído y entendido; que nuestros padres nos las contaron. No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, y su potencia, y las maravillas que hizo. El estableció testimonio en Jacob, y puso ley en Israel, la cual mandó a nuestros padres que la notificasen a sus hijos; para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos…. 

De modo que los creyentes en el Señor Jesucristo, tienen que saber limitar su posibilidades a otros creyentes en el Señor Jesucristo. Es decir, no deben casarse con no creyentes. En II Corintios 6:14-18 no habla de la importancia de no entrar en un pacto con los no creyentes. No dice que no tenemos que mostrar amor por los no creyentes. Tenemos que orar por aquellos que no conocen a Cristo. Tenemos que contarles el evangelio. Tenemos que orar para que ellos puedan abrazar a Cristo como su Salvador. Pero no debemos casarnos con ellos o ellas. Tenemos que tener cuidado en que debemos casarnos con creyentes, personas quienes comparten nuestra fe en el Señor. Los versículos dicen lo siguiente:

No os unáis en yugo desigual con los incrédulo; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: «Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.» Por lo cual, «Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.» 

En conclusión, de acuerdo a este principio bíblico de las posibilidades, quiero darles a ustedes este consejo: Encuentren a alguien que ame a Cristo más que ustedes y convénzalos a casarse con ustedes. Porque de esta manera ustedes van a poder tener un matrimonio santo. 

2. Segundo Principio

El segundo principio lo he denominado el principio de la providencia. En esta historia del siervo de Abraham tratando de encontrar una pareja para Isaac, vemos que él dependió de Dios como su guía. El siervo se fue para buscar una pareja para Isaac sin saber como encontrarla. El había hecho una promesa que no iba a buscar una pareja entre los canaanitas. Entonces él comenzó a mirar y marchó directamente a buscar entre la familia de Abraham. Es bueno notar también que antes de empezar su viaje él oró a Dios. En el versículo 12 del capítulo 24, él ora a Dios por su viaje. El versículo dice así:

Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham.

¿Es esto es lo que yo oro por mis hijos? Yo tengo dos hijas y dos hijos. Mis hijas tienen 20 y 18. Ellas están pensando acerca del matrimonio, especialmente la que tiene 20. Entonces yo estoy orando para que Dios me ayude para poder guiarla a encontrar un hombre que ama a Dios más que a ella para establezca con ella un hogar pactual. Y tenemos que orar esta oración por nosotros mismos. Tenemos que decir: «Dios guíeme a una mujer o un varón que pueda ser una pareja santa.»

Entonces el siervo oró y luego empezó su viaje. Y él confió que Dios le iba a guiar sus pasos a través del camino. El oró para que Dios pueda escoger una pareja que llegue a ser la esposa de Isaac. Esto lo menciona en el versículo 14, que dice:

Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor.

El confiaba que Dios le iba a guiar a esta persona y que le iba a ser evidente a él quien iba a ser esta persona. El no esperaba que Dios le diga quien iba a ser. Algunas veces quisiéramos que Dios nos diga quien va a ser nuestro marido o nuestra mujer, o que nos diga: «Con él o ella cásate.» Otras veces, si somos hombres quisiéramos que nuestros nombres aparezcan en la frente de la mujer que va a ser nuestra esposa o vice versa. O queremos que Dios nos muestre de una manera muy excepcional. Pero tenemos que confiar que Dios nos guíe a través de las cosas ordinarias de la vida. Proverbios 3:5-6 dice:

Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.

Así es que el siervo de Abraham empezó su viaje y Dios lo dirigió a llegar a la familia de Abraham. Así mismo, si ustedes confían en Dios, El les guiará y les dirigirá mientras tanto confíen en Él. 

3. Tercer principio

El tercer principio lo he denominado es el principio de la disponibilidad. Este principio se aplica a aquella persona que esta esperando a una pareja. ¿A qué lugar el siervo de Abraham se dirige a encontrar una posible mujer para Isaac? ¿Dónde la encontró él? La encontró en el pozo de agua de esa ciudad. El lugar donde se recoge agua es un buen lugar para encontrar una buena esposa. El siervo de Abraham no puso un aviso en el periódico local. El se fue a un lugar ordinario donde la gente se va a hacer sus trabajos ordinarios de la vida. Éstos son aquellos lugares donde ustedes pueden ver a una persona tal como es, no como a ellos o a ellas les gustaría que sean percibidos. Cuando ustedes llevan a una chica o un chico a una cita, allí ustedes no pueden darse cuenta como realmente es esta persona, porque ellos se alistan para esto y ellos se presentan de una manera especial. Por ejemplo, si es una mujer, ella se arregla el cabello y se pone perfume especial. Entonces ella se pone lo mejor que puede, pero pueda ser que realmente no sea así todo el tiempo. Pero cuando ustedes se van a un lugar público como el mercado, donde la gente se va a hacer sus trabajos normales, allí ustedes pueden ver una persona tal como es. 

Es muy importante observar a una persona en el lugar donde naturalmente se desenvuelve. Así ustedes pueden tener una percepción más real de su carácter. Es importante pasar tiempo con gente en grupos porque allí ustedes pueden observar cómo se portan ellos o ellas. Y pueden allí ver también su carácter. Allí pueden ver ustedes también cual es el deseo de sus corazones. Allí pueden ver también como es su vida espiritual. Así es que ustedes pueden observar su futura pareja en su hogar, en la Iglesia, en lugares donde se hacen tareas. Ustedes deben ver a su posible pareja en el lugar donde naturalmente se desenvuelve. Si ustedes están buscando una pareja, tienen que irse a estos lugares donde ustedes también pueden estar alrededor otros cristianos en lugares donde la gente naturalmente se desenvuelve. Y ustedes pueden establecer amistades cristianas. Ustedes no van a encontrar parejas piadosas en las discotecas y en las cantinas. ¿Verdad? Este pozo de agua es el lugar donde ustedes podrían encontrar una clase particular de mujer. Es decir, sería una mujer que es trabajadora, que está sirviendo a su familia. Sería una mujer que es hospitalaria, que tiene amistad, que es amable, que es trabajadora. Así es que el siervo de Abraham se fue a este pozo, se sentó, y allí él se propuso un examen. El dice, «¿cuál de las chicas sería amable, que sería compasiva, y sería hospitalaria?» Ésa es la clase de mujer que quiere escoger para Isaac. Así es que él estableció esta prueba. Entonces él le iba a pedir agua, y si ella respondía con amabilidad, y en una forma hospitalaria, entonces ése era el tipo de mujer que estaba buscando. Y Rebecca pudo pasar todas estas pruebas. Ella fue la primera mujer que llegó a este pozo, y ella respondió de forma amable a todas las preguntas del siervo de Abraham, además ella era de la familia extendida de Abraham y ella le ofreció la hospitalidad del hogar de su padre. Entonces este es el principio de ponerse en el lugar o estar disponible en el lugar donde pueden encontrar una pareja piadosa. Por lo tanto, ustedes deben evitar lugares donde no pueden encontrar una pareja piadosa. Todo el tiempo que ustedes gastan en lugares donde no es posible encontrar una pareja piadosa es tiempo perdido, a menos que ustedes estén tratando de compartir el evangelio. 

4. Cuarto Principio

El cuarto principio lo he denominado es el principio del consentimiento paternal y familiar. Cuando el siervo de Abraham vio esta mujer llamada Rebeca, cuando él llegó a la conclusión que ésta era la mujer para Isaac, él no la toma inmediatamente, ni la pone a la fuerza sobre la espalda de su camello, ni la lleva corriendo. La familia de Rebeca tiene que ser convencida que esta es la voluntad de Dios. La familia también tiene que percibir la mano de Dios en este asunto matrimonial. Entonces el padre de Rebeca tiene que ser persuadido de ello. El padre de Rebeca tiene que estar convencido que esto era algo bueno. El es la cabeza de este hogar pactual. El padre tiene la responsabilidad de proteger a sus hijas. Las hijas necesitan la ayuda de sus padres para poder seleccionar un hombre santo. Los hijos también necesitan el consejo de sus padres. Si ustedes tienen un padre que no conoce a Dios, entonces él que no puede darles consejos piadosos, debe buscar una persona mayor en la Iglesia quien puede darles consejería, quien les puede ayudar. 

Ustedes no deben tomar una decisión acerca de una pareja piadosa por sí mismos, porque esta es la decisión más importante de su vida. Es decir, ¿quién va a ser su pareja de por vida? ¿Quién les puede ayudar a ustedes establecer un hogar santo que tengan un impacto en este mundo por la causa del Señor Jesucristo? Así es que la familia tiene que estar involucrada en este asunto matrimonial. Espero que ustedes tengan padres santos que pueden ayudarles. Pero, su ustedes no tienen padres piadoso, encuentren alguien en la Iglesia. 

Así es que el siervo de Abraham se dirige al padre de la chica y le recuenta la historia de como el ha llegado a esta conclusión. Entonces la familia se pone de acuerdo. Así es que los versículos del 50 al 52 del capítulo 24 nos dicen así:

Entonces Labán y Betuel respondieron y dijeron: De Jehová ha salido esto; no podemos hablarte malo ni bueno. He ahí Rebeca delante de ti; tómala a vete, y sea mujer del hijo de tu señor, como lo ha dicho Jehová. Cuando el criado de Abraham oyó sus palabras, se inclinó en tierra ante Jehová.

Entonces Rebeca también tiene que estar convencida de ello. Los versículos 57 y 58 nos dicen así:

Ellos respondieron entonces: Llamemos a la doncella y preguntémosle. Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré.

De manera que con el permiso de su padre y ella también estando convencida que eso era lo correcto, ella llegó a ser la esposa de Isaac.

Conclusión

En conclusión, estos cuatro principios deben ser tenidos en cuenta por todo cristiano que quiera establecer una familia cristiana. El principio de las posibilidades, es decir, restringido solamente a la comunidad cristiana, esperando siempre que sea alguien que ame a Cristo más de lo que tú lo amas. El segundo principio, el principio de la providencia, es decir, confiar que Dios les va a guiar en eso. También, el principio de la disponibilidad, es decir, de ponerse en el lugar correcto. Y finalmente el principio del permiso de la familia, que consiste en someterse a la sabiduría cristiana de los padres y de la familia.

Mediante la gracia de Dios, según estos principios, el Señor les de una pareja piadosa y santa, y así ustedes tengan la bendición de Dios. Amén. 

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