Reforma Siglo XXI, Vol. 2, No. 2
Los puritanos han sido criticados injustamente. Tal vez usted ha visto las caricaturas de los puritanos como una gente amargada, torpes, nunca sonrientes, los que odian la diversión y la felicidad. Esta imagen distorsionada del puritanismo viene del siglo 19, y no refleja la vida vibrante que tenían la mayoría de los puritanos. Podemos tomar como ejemplo Anne Bradstreet – una mujer puritana modelo cuyo espíritu vigoroso, su amor de la vida, su amor intenso por su esposo e hijos y su poesía hermosa – todo ello refuta el estereotipo del puritanismo.
A la edad de dieciocho años Anne estaba entre los cientos de puritanos ingleses que partieron para América bajo el liderazgo de John Winthrop en el año 1630. Entre estos peregrinos estaban también Thomas y Dorothy Dudley, sus padres, y su esposo Simon Bradstreet. En Inglaterra, Thomas Dudley había sido mayordomo para el Earl de Lincoln, y Anne y su familia habían gozado de las ventajas de riquezas. A Anne le gustaba aprender, y cuando tenía siete años varios tutores fueron contratados para enseñarle danza, música e idiomas, entre otras materias. Cuando tenía dieciséis años Anne se casó con Simon Bradstreet, hijo de pastor puritano, y también miembro de la casa del Earl de Lincoln. Aunque esta pareja joven pudiera haber esperado una vida confortable en términos materiales, escogieron dejar mucho de sus riquezas en Inglaterra para irse a América donde podían servir a su Dios.
Tanto el padre de Anne, Thomas Dudley, como su esposo Simon, estaban muy activos en los asuntos del gobierno de la colonia de Massachusetts Bay, y ambos sirvieron varias veces como gobernador de la colonia. El hogar de Anne sería un hogar de influencia en esta nueva tierra.
Ricos en amor
En medio de sus tareas del hogar, Anne encontraba tiempo para escribir poesía. Varias de sus poemas fueron dirigidas a su esposo, contándole cuánto le hacía falta cuando tenía que viajar para asuntos del gobierno (un vez su esposo fue a Inglaterra por varios meses como representante al nuevo rey, Carlos II). El poema más sencilla relata de manera hermosa su amor:
Si alguna vez dos eran uno, así nosotros
Si alguna vez hombre amado por su esposa, así tú
Si alguna vez mujer contenta con su hombre, compárense mujeres conmigo si pueden
Te aprecio más que todas las minas de oro
O todas las riquezas que contiene el Este
Diez años después de llegar a Massachusetts Anne publicó un libros de poemas en Boston. Muchos de los poemas eran largos, tratados poéticos de temas profundos, tales como las edades de los hombres, los cuatro reinados de Daniel y las sazones del año. Son poemas de erudición, escritos en un estilo formal tal como se esperaría de un poeta de una corte europea, más que de una mujer de la América primitiva. Su libro fue bien recibido tanto en América como en Inglaterra; John Newton, autor del himno “Amazing Grace” (Sublime Gracia), reconoció los grandes méritos de esta obra de Anne.
Aunque Anne estaba triste al principio de su matrimonio por la falta de hijos, el Señor escuchó sus oraciones y eventualmente Simon y ella tuvieron ¡ocho hijos! Muchos de sus poemas fueron escritos como oraciones en medio de los eventos de la vida de su familia. Así era el poema “Sobre mi hija Hannah – su recuperación de una fiebre peligrosa”
Bendito sea tu nombre, Quien has restaurado
la salud a mi hija querida
Cuando la muerte parecía acercarse
y la vida pronto a desaparecer
Permite que ella recuerde lo que has hecho
y pueda celebrar tus alabanzas
Permite que su conversación sea
que te ame todos sus días
Naturaleza y Crianza
Con ocho hijos, Anne reconocía que cada niño tiene su propia personalidad, y que los padres deben saber cómo tratar a cada uno:
Cada niño tiene su propia naturaleza; algunos son como la carne que sólo la sal guardará de la pudrición. Otros son como frutas tiernas que son preservadas mejor con azúcar. Los padres sabios asegurarán que la crianza de cada uno se ajuste a su naturaleza.
La poesía y el dolor
Muchos de los poemas de Anne fueron escritos en medio de los tiempos difíciles o las tragedias. Su poesía era una forma para que ella enfocara de nuevo en Dios y su plan y amor por ella. Esto se puede ver en su poema “Estrofas sobre el incendio de nuestra casa, 10 de Julio, 1666″:
Tu tienes una casa en las alturas – en pie,
Construida por el Gran Arquitecto
Con gloria amueblada
Y firme, aunque de esta huimos
Es comprada y pagada toda,
por Aquel que tiene mucho que hacer
Un precio tan grande que no comprendemos,
pero como regalo es ofrecido a ti
Hay riquezas abundantes, yo no quiero más
¡Adiós a mi ser! ¡Adiós a los tesoros aquí!
No permitas que yo ame más a este mundo,
mi esperanza y tesoro están arriba
Superando las luchas y dudas
La decisión de ir a vivir en el bosque inhabitado americano era una aventura llena de luchas. Anne sufrió enfermedades en repetidas veces durante sus cuarenta años de vida en América. Sin embargo, ella reconoció que la vida traía pruebas, y que las luchas producían mayor confianza en el Señor. Ella le daba gracias a Dios por acercarla más por medio de sus enfermedades. Y en una edad llena de controversia y guerras religiosas, Anne estaba confrontada con dudas e incertidumbres acerca del Cristianismo. Pero ella perseveró hasta llegar a una fe segura. Unos días antes de su muerte ella terminó el relato de su peregrinaje espiritual – escrito para sus hijos:
“Sobre esta Roca Jesucristo edificaré mi fe, y si perezco, perezco. Pero sé que ninguno de los poderes del infierno prevalecerán contra él. Yo se en quien he confiado, y en quien he creído, y que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.”